Durante la infancia de muchos de nosotros cuando jugábamos con los vecinos del barrio, de la colonia, de la cuadra, o en mi caso con los de la privada, nos poníamos de acuerdo muy rápido, si decidíamos jugar tochito, todos sabíamos que no se necesitaríamos bates de béisbol o bien algunas piedras para simular una portería, las reglas estaban escritas de acuerdo con los “usos y costumbres”, y todos estábamos de acuerdo en cumplirlas; en la economía sucede lo mismo.
Desde hace poco tiempo la empresa norteamericana Tesla, dedicada a la fabricación de autos eléctricos, ha evidenciado su interés por instalar una planta de producción de camiones eléctricos en el estado norteño de Nuevo León, que generará 10 mil empleos.
El objetivo más importante y principal de cualquier empresa es la generación de utilidades, bien lo dijo Adam Smith: «No es de la benevolencia del carnicero, cervecero o panadero de donde obtendremos nuestra cena, sino de su preocupación por sus propios intereses». Toda empresa para obtener mayores ganancias busca reducir sus costos, debido a que los salarios son más bajos aquí que en Estados Unidos es más conveniente para Tesla instalarse en México, pero además se consideran otros factores, la mayoría influyen en los costos y utilidades, como lo son los gastos de traslado, sí también la cantidad disponible de agua tratada, la infraestructura vial, infraestructura ferroviaria, aérea, educativa, hospitalaria, de entretenimiento, la seguridad, la certeza jurídica, son la cadena de suministro que hay en la región, la infraestructura industrial, el clúster automotriz de la región que ya de por sí abastece a Tesla, entre otros factores más.
La inversión que Tesla tiene planeada para Nuevo León no es “peccata minuta” de hecho será la inversión más grande que se haya realizado en ese estado, con un monto de 10 mil millones de dólares. Es evidente que Elon Musk, propietario de la empresa no tomaría la decisión de gastar un monto mayor al PIB de 25 países, sin realizar un análisis a profundidad, a nadie le gusta perder dinero y menos al hombre más rico del planeta. Por cierto, dicha inversión no sólo beneficiaría a Nuevo León sino a todo el sureste de Coahuila.
Trastocar las reglas del mercado y de la economía no generan certidumbre jurídica ni económica sino todo lo contrario, provocando incluso un aislamiento del resto de los participantes, generando que incluso quienes ya están participando busquen otros lugares para continuar con su producción, generación de empleos y utilidades.
Cuando el presidente de la república intenta participar en la decisión de Tesla para evitar que se instale en el norte de México, genera incertidumbre, y viola las reglas del juego llamado capitalismo.
Elon Musk, Tesla, el mundo y nosotros estamos jugando futbol soccer, no puede llegar AMLO con una pelota de béisbol para intentar ponchar la economía, simplemente lesionará a los jugadores con su bate. Así es la economía, así es el capitalismo, aunque no nos guste, y no podemos jugar con otras reglas.