El azúcar, lo que normalmente conocemos como azúcar de mesa, que es el más refinado, es un alimento no fundamental. Se trata más bien de un alimento complementario tipo fruitivo —aquellos que producen placer, pero no tienen valor nutricional—, que forma parte de preparaciones culinarias o como ingrediente de otros preparados.
La sacarosa del azúcar de mesa es un hidrato de carbono sencillo, compuesto por dos monosacáridos: glucosa y fructosa y, por tanto, de absorción rápida. Su única función es energética, no proporciona nada más. Un gramo de azúcar aporta cuatro kilocalorías. Al absorberse rápidamente, pasa de inmediato a la sangre, donde aumenta los niveles de glucosa: esto tiene repercusiones para la salud, principalmente en personas diabéticas. También son conocidos los efectos del azúcar en la incidencia de caries.Más información
El azúcar sirve fundamentalmente para endulzar la comida y endulzar la vida. No está mal, no es un veneno, todo depende de la dosis en la que lo tomes. Se puede consumir azúcar, claro. El problema es que no consumimos solo azúcar de mesa, sino que además está oculto en muchos alimentos, desde salsas como el kétchup, panadería, bebidas refrescantes, lácteos edulcorados, chucherías, caramelos, etc., y también en multitud de otros alimentos ultraprocesados.
Por su valor calórico, si consumes mucho, puedes aumentar de peso. La mayoría de las veces que se prescinde del azúcar es por ese motivo.