Este trabajo de Cultura Inquieta inicia diciendo que muchos son los que piensan que el Renacimiento es la cumbre artística de nuestra historia, que ya no hay figuras con el talento y el genio de Miguel Ángel o Leonardo Da Vinci. Se equivocan.
Cualquier tiempo pasado no fue mejor porque, además de que el arte es algo que evoluciona hacia corrientes estéticas y conceptuales acordes a los tiempos en las que surgen, son muchos los que beben de todo lo que fue y traen el ayer a sus lienzos, arcillas o bronces presentes.
Es el caso de Benjamin Victor, el escultor estadounidense reconocido por sus piezas figurativas que pueden recordarnos estilísticamente a maestros como, el ya citado, Miguel Ángel o Bernini.
Hecha de arcilla y bronce, una de las últimas piezas de Victor toma la forma de personaje bíblico de Betsabé con asombroso detalle en los pliegues de la prensa mojada que se pega a su cuerpo.
La escultura de tamaño natural refleja la historia de esta mujer al capturarla con las prendas mojadas, ya que se describió que Betsabé conoció al rey David después de salir del baño. Según cuenta la historia, fue convocada por el rey que la había visto bañarse y la deseaba.
La maestría y el talento que el artista tiene a la hora de tallar y esculpir, se ve perfectamente reflejado en cada delicado rasgo de esta escultura. No solo define el cabello largo y fluido de la figura, sino también la transparencia de la ropa húmeda y las curvaturas de su cuerpo.
Incluso el pesado chal que Betsabé lleva en ambas manos parece doblarse y caer por detrás de su cuerpo con la fluidez que lo haría una tela que no tine la rigidez de los materiales con los que trabaja el famoso escultor.