Las Fuerzas Aéreas de EEUU han calificado lo ocurrido de «incidente» provocado por la «imprudencia» de los pilotos rusos.
Un avión de combate ruso SU-27 ha colisionado este martes contra las hélices de un dron de vigilancia estadounidense, lo que habría obligado al ejército de Estados Unidos a derribar su propio avión no tripulado sobre el mar Negro, una zona de intensa actividad de la OTAN.
Así lo han explicado esta tarde las Fuerzas Aéreas de EEUU en Europa en un comunicado en el que describen lo ocurrido como un «incidente» provocado por la «imprudencia» de los pilotos rusos. El suceso tuvo lugar hacia las 07:03 horas de la mañana hora local, cuando el dron reaper MQ-9, cuyo techo de vuelo está en 15.000 metros, fue interceptado y golpeado por un caza ruso.
Antes del choque, señala el mando europeo de EEUU, las aeronaves de fabricación soviética arrojaron combustible y volaron frente al dron de manera «imprudente, poco profesional y poco ecológica».