Supera obstáculos legales y controversias para coronar una segunda presidencia tras un divisivo proceso electoral
Donald J. Trump ha sido elegido presidente de Estados Unidos por segunda vez, logrando un retorno sin precedentes al poder pese a haber enfrentado una condena penal, múltiples acusaciones y un intento de asesinato. La victoria de Trump, cuatro años después de su salida, lo convierte en el primer presidente desde Grover Cleveland en ganar dos mandatos no consecutivos y en el presidente de mayor edad, a sus 78 años.
Su rival, la vicepresidenta Kamala Harris, reconoció la derrota y prometió una transición pacífica. La victoria de Trump fue impulsada por el respaldo de decenas de millones de votantes, en su mayoría desilusionados con el “establishment” político. A pesar de las advertencias de figuras de la propia administración de Trump, quienes temen que su regreso marque una amenaza para la democracia estadounidense, el electorado abrazó sus posturas. En su discurso de victoria, Trump declaró que encabezará una administración con un “poderoso y sin precedentes mandato” y se comprometió a liderar el “mayor movimiento político de todos los tiempos”.
La plataforma de Trump se centra en políticas que incluyen cerrar la frontera sur “por cualquier medio”, revitalizar la economía mediante aranceles y retirar a Estados Unidos de conflictos internacionales. En sus promesas también destaca la mayor reestructuración del gobierno estadounidense en la historia moderna, con medidas que incluyen restricciones migratorias sin precedentes y un control más rígido de las instituciones de seguridad nacional. Para sus seguidores, estas promesas reflejan una postura firme frente a un sistema que perciben como fallido y alejado de los intereses de la clase trabajadora.
Harris, que se había posicionado como la líder de una nueva generación de demócratas, perdió terreno frente a una campaña de Trump marcada por agresivos ataques a su competencia, tachándola de “inestable” y “peligrosamente liberal”. Durante la contienda, el expresidente también capturó votantes de minorías de clase trabajadora, un cambio que refleja el éxito de sus esfuerzos por consolidar una coalición más amplia y diversa.
Las implicaciones de esta elección ya generan controversia, con el futuro del apoyo de EE. UU. a la OTAN y a Ucrania en juego, y la posibilidad de políticas aislacionistas más profundas. Trump enfrentará su nuevo mandato mientras aguarda una sentencia penal y en medio de la incertidumbre que rodea su influencia en la democracia. En medio de un país dividido, su regreso promete una era de retos y, para muchos, un giro hacia lo desconocido en la política estadounidense.