En una carta abierta, varios multimillonarios piden que les cobren más impuestos para combatir la desigualdad social. Si bien el llamado no es nuevo, ¿por qué aún no se ha logrado llevarlo a la práctica?
«Nos sorprende que no logren respondernos, ¿cuándo gravarán la riqueza extrema?». La pregunta viene de los participantes de la campaña online «Proud to pay more» (Orgullosos de pagar más) y va dirigida a los jefes de Estado y de Gobierno reunidos en el Foro Económico Mundial (FEM), en Davos.
Este miércoles, los activistas entregaron ahí una carta abierta, en la que exigen aumentar los impuestos a los superricos en todo el mundo.
«Regreso a la normalidad»
Lo especial de la campaña es que en ella participan algunas de las personas más ricas del mundo: 260 millonarios y multimillonarios se unieron para protestar en contra de la creciente desigualdad social a nivel global.
Sus demandas no son radicales, sostienen, sino que representan un «regreso a la normalidad». «La riqueza extrema e improductiva» puede convertirse «en una inversión en nuestro futuro democrático», creen.
Valerie Rockefeller, Abigail Disney o la austríaca Marlene Engelhorn, cuya familia fundó la farmacéutica alemana BASF, son algunas de las firmantes de la campaña. Todas ellas heredaron la mayor parte de sus fortunas, sin haber trabajado para ello, y ninguna está de acuerdo con ello.
Los ricos son cada vez más ricos
A nivel internacional, la brecha entre pobres y ricos es cada vez más grande. De acuerdo con el Reporte Mundial de Desigualdad 2022, más de una tercera parte de los bienes privados acumulados desde mediados de la década de los años 90 del siglo pasado pertenecen al uno por ciento más rico del planeta.
En cambio, la mitad de la población mundial, los cuatro mil millones de personas más pobres, solo poseen juntos un dos por ciento de estos bienes acumulados.
En el pasado, ha habido varios intentos por gravar más las fortunas extremas.
Obstáculos para aumentar impuestos
Sin embargo, la implementación política no es tan simple. «Los firmantes de la petición en Davos son, sobre todo, herederos que no dirigen activamente una empresa y por eso se sienten incómodos con la enorme riqueza que ellos mismos no crearon», explica Stefan Bach, experto tributario del Instituto Alemán de Investigación Económica (DIW, por sus siglas en alemán), en Berlín. En su opinión, se trata, además, de «voces individuales».
La gran mayoría de los superricos no se pronuncia al respecto, dice Bach, y agrega que la resistencia política de las asociaciones empresariales en contra de este tipo de planes es muy fuerte.
Además, algunas fortunas están ligadas a las empresas, sostiene Bach. Bajos impuestos sirven como incentivos para invertir y crear empleos. Las asociaciones empresariales argumentan que, al aumentar los impuestos, se pueden perder inversiones y puestos de trabajo.
Las iniciativas nacionales
Asimismo, según Bach, una ley nacional para gravar la riqueza extrema no tiene mucho sentido, puesto que los multimillonarios fácilmente pueden cambiar sus domicilios a países en el extranjero donde se cobren menos impuestos.
En entrevista con DW, el experto en tributación sostiene que una mezcla equilibrada en el aumento de impuestos, como el impuesto sobre la renta y sobre el patrimonio, puede generar dinero adicional para las arcas del Estado. «Pero esto solo es posible si hay un acuerdo a nivel internacional», dice.
Ya en 2021 se registraron los primeros éxitos en la lucha contra la evasión fiscal de las grandes empresas. 130 países, que juntos representan el 90 por ciento del rendimiento económico global, acordaron aplicar una tasa impositiva efectiva mínima de un 15 por ciento para las empresas.