El solsticio de invierno también actúa como un imán para iluminados, newagers, neojipis, druidas y curiosos, que suelen acudir a cientos al círculo megalítico de Stonehenge, el misterioso anillo de monolitos de piedra que se alza en la llanura de Salisbury, al sur de Inglaterra (a unos 150 kilómetros del centro de Londres). Construido entre finales del Neolítico y principios de la Edad del Bronce, hace unos 5.000 años, sus estructuras están alineadas para marcar la salida y la puesta del sol durante los solsticios de invierno y de verano, señalando así el inicio del tiempo de la siembra y de la cosecha.