Un factor determinante para el crecimiento y desarrollo de cualquier economía es la inversión física, siendo esta el dinero que empresarios privados y los gobiernos destinan a la adquisición de bienes muebles, inmuebles e intangibles, los cuales colaboran a generar de empleos, generan riqueza, da oportunidad de desarrollo a quienes integramos una economía, de hecho la inversión colabora de muchas manera en la producción de bienes y servicios, no únicamente con la maquinaria y equipo sino hasta para el traslado de los mismos y de los productos ya terminados, la inversión física incluso es fundamental para las telecomunicaciones, el internet y la tecnología, definitivamente sin la inversión física, pública o privada, las sociedades no estarían en condiciones de sobrevivir dignamente.
Las inversiones físicas se dividen de acuerdo a su origen en dos grandes apartados, la inversión física privada la cual se define como todas las compras de activos fijos, maquinaría, equipos, patentes y demás que las empresas adquieren con el fin de acrecentar sus ingresos, el otro apartado en la inversión física pública la cual es el uso del recurso recaudado que se dirige a la mejorara la infraestructura pública, ofrecer servicios a la ciudadanía, construcción de obras y más con el objetivo de beneficiar a la población.
Ambas inversiones, públicas y privadas, logran coexistir incluso a colaborar para generar desarrollo, crecimiento y beneficios. Por lo menos en México, su coexistencia y colaboración es indispensable para los mexicanos y las empresas. De que serviría que Tesla se instalará en Santa Catarina, N.L., si no existirían vías de transporte y comunicación, como la carretera Saltillo – Monterrey sin la cual los insumos necesarios y los productos ya terminados no podrían trasladarse por tierra. De hecho, en muy poco tiempo veremos, en caso de que los gobiernos no realicen inversiones en las carreteras, como la carretera Saltillo – Monterrey se convertirá en un cuello de botella y dolor de cabeza para la industria y quienes transiten dicha vía.
Según datos oficiales del INEGI durante el primer trimestre del 2023 la inversión física representó en 22.2% del PIB del mismo periodo, sin embargo, sigue siendo aún más baja que la registrada en 1995 y 2011 cuando la inversión física logró representar el 22.5% del PIB mexicano.
En este trimestre más reciente la inversión pública fue del 2.9% respecto al PIB, poco si la comparamos con 4.2% que se alcanzó en 1995. Por su parte la inversión privada alcanzó un máximo histórico pues el monto de dicha inversión fue igual al 19.3% del PIB.
Es cierto que la inversión privada es casi 6.5 veces a la inversión pública, sin embargo, el crecimiento no se ha generado en la misma proporción, ocasionando que nuestro país en el corto plazo, de continuar con esa tendencia, deje de ser un destino preferente para los inversionistas, ya sean nacionales o extranjeros.
Nuestro país requiere de políticas públicas que dirijan las inversiones públicas en obras que contribuyan a darle viabilidad económica a México, con la modernización y construcción de infraestructura, funcional, en carreteras, aeropuertos y portuaria.
Tal vez el poema “Te quiero” que escribió Mario Benedetti tiene mucha razón, cuando pensamos del acompañamiento que deben de tenerse ambas inversiones la pública y la privada, pues “y en la calle codo a codo somos mucho más que dos”