Ser mayoría en el Congreso local y no exigir que la megadeuda de Humberto Moreira y las empresas fantasma de su hermano Rubén se investiguen, desacredita a las mujeres que la integran, sobre todo a las del PRI. Una perla de la diputada Marta Loera ilustra la sumisión de la Legislatura al clan, de la cual forma parte el benjamín (Álvaro): «Para hablar de los Moreira, hay que lavarse la boca» (Agenda Viral, 28.01.21). Así replicó la demanda de la fracción parlamentaria de Morena para emplazar al moreirato a «regresar lo robado». Francisco Cortez reclamó el dinero para apoyar al campo coahuilense, cuya situación es más apremiante ahora a causa de la sequía.
¿Cómo investigar la deuda por 40 mil millones de pesos cuando el Congreso fue ignorado a la hora de contratar los créditos y bloquea toda exigencia —social y política— para enjuiciar a los culpables del quebranto? Diputados que legalizaron los pasivos forman parte de la actual Legislatura (Raúl Onofre y Shamir Fernández, con licencia para ocupar una curul federal); Verónica Martínez es senadora; y Fernando de las Fuentes y Enrique Martínez son secretarios, de Gobierno y de Vivienda, respectivamente.
Pese a su composición actual de 15 mujeres y 10 hombres, el Congreso no despunta. Ni siquiera tiene una agenda feminista. La bancada del PRI es paritaria (8-8). En proporción, las oposiciones (Morena, PAN, UDC, Verde) tienen más diputadas (7-2). La fracción más insustancial es la «totalmente Palacio», por su conexión con el poder. Burguesa y «bebesauria», representa a un sector privilegiado. Piensa en su futuro político sin conocer la ciudad ni haberse ensuciado nunca los zapatos en colonias sin pavimento ni servicios.
En la Legislatura predomina el sometimiento a la línea y el sofocamiento de las voces discordantes, como las de la diputada Lizbeth Ogazón (Morena) y del expanista Rodolfo Walss, ahora independiente. Una fotografía de Ogazón con Mario Cepeda, publicada hace unos meses, levantó ámpula. La sola posibilidad de que el operador electoral priista cambiase al bando de Morena —riesgo aún no conjurado del todo— provocó una andanada mediática y en redes sociales para disuadirlo. Sin embargo, en una entrevista con la periodista Olga Quirarte, Cepeda aceptó su separación del PRI, su identificación histórica con la izquierda —hoy representada por la 4T— y su inconformidad por la derechización del partido fundado por Calles.
Participación Ciudadana 29 monitorea el desempeño de cada diputado y los califica con parámetros poco rigoristas, como la asistencia y el número de iniciativas presentadas. El mejor calificado es Walss, quien denunció ante la Unidad de Inteligencia Financiera al moreirato y las irregularidades en un proyecto que el expresidente Peña Nieto ofreció entregar antes de terminar su sexenio: el Metrobús Laguna. La obra, presupuestada en mil 200 millones de pesos, está abandonada y en constante deterioro por falta de uso y de mantenimiento.
¿De qué vale tener el 100% de asistencia y presentar más iniciativas o puntos de acuerdo, algunos tan absurdos y banales como la de celebrar el «Día de la Paella», si no se atienden las necesidades apremiantes del estado, se ignora a los ciudadanos y los expedientes de la deuda y las empresas fachada, a las cuales se desviaron más de mil millones de pesos, se sepultan? ¿De qué sirve un Congreso mayoritario de mujeres si las diputadas siguen sometidas a los hombres cual «Juanitas»? Coahuila va a contracorriente del espíritu feminista que impulsa al país.