Más de dos décadas después del último vuelo del Concorde, varias empresas privadas compiten para llevar los viajes supersónicos a las masas.
En enero, más de 100 personas se reunieron en un hangar de aviones en California para ver a la NASA presentar su avión de demostración X-59, un avión futurista diseñado para viajar más rápido que la velocidad del sonido que ha ayudado a revivir el entusiasmo por los viajes supersónicos.
No ha habido un avión de pasajeros supersónico comercial desde que el Concorde dejó de volar en 2003. Desde entonces, los aviones supersónicos, que viajan más rápido que la velocidad del sonido, han sido utilizados principalmente por el ejército. Pero la presentación por parte de la agencia espacial del X-59, diseñado y construido en asociación con Lockheed Martin, se produce cuando un número creciente de empresas privadas compiten por recuperar los viajes supersónicos para el mercado comercial.
Boom, Exosonic y Spike se encuentran entre las empresas que prometen viajes supersónicos modernos que serán más silenciosos, ecológicos y asequibles que en el pasado. Y al menos una empresa, Hermeus, está explorando vuelos hipersónicos, que llevarían a los pasajeros de Nueva York a Londres en 90 minutos. Pero hay dudas sobre si estas compañías pueden cumplir con sus reclamos dada la economía de los viajes aéreos y las crecientes preocupaciones sobre el impacto de la aviación comercial en el medio ambiente.