Aunque Samuel García tiene margen para crecer a nivel nacional, su éxito dependerá en gran medida de su comprensión de las diferencias fundamentales entre el electorado neolonés y el nacional.
Con apenas 35 años, Samuel García ostenta un currículum impresionante. Ha sido diputado, senador y es el actual gobernador de Nuevo León, el octavo estado más poblado de México y el tercero que más contribuye a la economía nacional. El suyo ha sido un ascenso meteórico.
Impulsado por una ambición considerable y desestimando las promesas de campaña que le estorban, García ha sucumbido al canturreo de las sirenas. El relato que le susurran es el de un joven neolonés que —con esposa influencer del brazo— se enfundará la banda presidencial a temprana edad. Con esta imagen en mente, García se dispone a escalar a lo más alto en la montaña del poder. De alinearse los planetas en su favor, buscará la presidencia de México el próximo año.
Juzgar la apetencia de Samuel no es tarea sencilla. Su trayectoria desafía las convenciones temporales de la política tradicional que, solo en algunas ocasiones, permite que individuos menores a los 35 años ocupen la silla de gobernador. Ejemplos escasos como los de Manuel Velasco (Chiapas), Pedro Joaquín Codwell (Quintana Roo) y Roberto Borge (Quintana Roo), evidencian que la hazaña es más bien atípica. En ese contexto, la aspiración inminente por la joya de la corona —el poder ejecutivo federal— parece tan natural como inevitable.
Samuel García iniciará la carrera por la presidencia con una intención de voto del 7% (Buendía & Márquez), un porcentaje casi idéntico al que ostentaba al inicio de la contienda por la gubernatura de Nuevo León en marzo de 2021 (8%). En aquel entonces, enfrentaba una opinión negativa de -38% (El Norte) y un notorio 42% de personas que “nunca votarían por él”. Para ponerlo en contexto, sus negativos eran ligeramente menores al actual -42% del PRI a nivel nacional y al 33% de personas que rechazan tajantemente a Xóchitl Gálvez, aspirante del Frente opositor.
Para sorpresa y regocijo de aquellos que buscan desafiar las predicciones, el ya famoso “arroz cocido”, Samuel García supo darle giros al tablero. Al término de su campaña para la gubernatura en mayo de 2021, alcanzó la intención de voto más elevada entre los candidatos: un impresionante 36%.
Termino. Aunque Samuel García tiene margen para crecer a nivel nacional, su éxito dependerá en gran medida de su comprensión de las diferencias fundamentales entre el electorado neolonés y el nacional. Lo que funcionó en su reino puede ser un gran fracaso en el resto del país, recordándonos que una golondrina no hace verano.