El cambio climático está aquí, y sus efectos no solo se hacen sentir en los desiertos o los polos; cada vez golpean más fuerte a las ciudades. Una de las respuestas más simples, pero efectivas, para mitigar estos impactos es la arborización. Los árboles no solo reducen las temperaturas urbanas, sino que filtran el aire de contaminantes, enriquecen el paisaje y hasta elevan el valor de las propiedades. No obstante, Saltillo parece estar ignorando esta fórmula a su propio riesgo.
Fundaciones y organismos internacionales, como la Fundación Aqquae y ONU-Habitat, lo han señalado claramente: sustituir asfalto por árboles no es solo una opción estética, sino una medida urgente de supervivencia urbana. En Saltillo, el panorama es incierto. A pesar de que la ciudad ha incluido su participación en programas climáticos internacionales como el Plan de Acción Climática Municipal (PACMUN), la falta de acción concreta, y peor aún, la omisión deliberada, ha puesto a LA CIUDAD en un callejón sin salida.
El problema va más allá de simples omisiones. Mientras áreas de planeación celebran programas y estrategias con bombo y platillo, la Dirección del Medio Ambiente, que debería ser la protagonista en esta lucha, permanece prácticamente invisible. Mientras tanto, nuevos desarrollos comerciales y remodelaciones se suceden sin que se les exija cumplir con reglamentos ambientales básicos, como la plantación de árboles. Ejemplos sobran: remodelaciones como las de agencias de autos en el Blvd. V. Carranza y calle Reynosa o plazas comerciales en Eulalio Gutiérrez y Blvd. El Minero, ignoran cualquier esfuerzo por integrar verde en sus proyectos. Saltillo crece, pero no de manera sostenible.
Y estos son solo dos ejemplos tangibles.
Es particularmente preocupante que, en lugar de construir espacios verdes, se sigan promoviendo desarrollos verticales que privilegian el concreto sobre la naturaleza. ¿Cómo se justifica la expansión urbana a costa de más asfalto, cuando sabemos que este exacerba las temperaturas y crea “islas de calor” que empeoran la calidad de vida?
El futuro de Saltillo será más árido y caluroso si seguimos por este camino. Y no se necesita ser un experto en medio ambiente para entenderlo. Al eliminar la plantación de árboles y aumentar la cantidad de asfalto, la ciudad se enfrenta a consecuencias que afectarán a todos sus habitantes: incremento de la temperatura urbana, más contaminación y, en última instancia, una calidad de vida mucho más baja.
¿Qué podemos hacer para revertir este rumbo? Primero, debemos exigir una verdadera rendición de cuentas a las autoridades responsables del medio ambiente. Los permisos de construcción deben incluir, sin excepciones, la plantación de árboles y la conservación de espacios verdes. Además, se debe impulsar una campaña agresiva de reforestación urbana, que no solo incluya parques públicos, sino también calles y zonas comerciales.
Saltillo aún puede cambiar su futuro, pero el tiempo se agota. La única pregunta que queda es si estamos dispuestos a tomar las decisiones necesarias antes de que sea demasiado tarde.