La fotografía tan esperada se anunció con bombo y platillo cual si fuera del Abrazo de Acatempan, pero sin abrazo. Manolo Jiménez y Jericó Abramo juntos y sonrientes como si tal cosa. El primero, sentado a la derecha del líder estatal del PRI, Rodrigo Fuentes, con el pulgar diestro levantado, y el segundo a la izquierda con la V de victoria. Ese gesto lo popularizó Winston Churchill tras su discurso radial de 1941, pero quien utilizó primero, como signo de la resistencia contra la ocupación alemana, fue el político belga Victor de Laveleye (Infobae, 04.08.22).
Según Reforma, la fotografía —publicada el 19 de agosto— la difundió el secretario de Desarrollo Social con este mensaje: «Vamos a construir la mejor ruta para que Coahuila siga siendo uno de los mejores estados para vivir». Hasta hace poco, la postura de Abramo parecía irreductible. Fuentes declaró, para calmar la tempestad, que antes de decidir la candidatura se consultaría a la militancia. Al cabo de unos días, Jericó volvió a la carga, puso en tela de juicio la apertura del proceso y urgió al líder del PRI a definir el método, lo cual todavía no ocurre.
Abramo recorrió el estado para promoverse como aspirante, denunció un bloqueo informativo en su contra y acusó a la cúpula de amenazar a sus simpatizantes. Asimismo, tendió puentes con Morena, el PAN y Movimiento Ciudadano y tuvo contactos con el subsecretario de Seguridad Pública, Ricardo Mejía, para una eventual alianza. En respuesta se le aplicó la ley del hielo. En las últimas semanas, el exalcalde de Saltillo dejó de cuestionar a los mandos políticos. La fotografía con Jiménez confundió y dio pábulo a suspicacias. ¿Declinación a cambio de posiciones futuras? ¿Otra vez?
Abramo salió al paso de las especulaciones con un mensaje en Facebook: «Me han venido preguntando durante estas últimas horas qué (…) pasó ayer, la reunión que tuvimos Manolo Jiménez, Jericó Abramo y Rigo Fuentes. (…) fue la primera reunión donde se buscó dejar a un lado los intereses personales y poner encima de todo el interés de Coahuila, el interés de llegar como un partido unido y empezar a delimitar las bases en las que se llevará a cabo el proceso de la selección interna de la candidata o los candidatos a la gubernatura del PRI Coahuila. (…) A eso se refirió la reunión (…) y a lo que llegamos de acuerdo es que hubiera piso parejo donde pudiéramos caminar.
»Falta tiempo para que se dé la elección interna, pero el PRI ya tiene que ir determinando bajo qué proceso va a seleccionar, consulta a la base, una encuesta, consulta libre a la militancia. De eso se trata, de buscar el cómo sí podemos llegar unidos, fortaleciendo en cada una de las propuestas hacia una ruta de triunfo. En eso estamos trabajando, hay que dejar a un lado filias y fobias y construir una agenda ganadora donde los que ganen sean los coahuilenses».
Adiós prisas y recriminaciones a la cúpula. ¡Viva la unidad! Jericó estiró la liga, pero no la rompió. El PRI tampoco se atrevió a expulsarlo. En una elección de alto riesgo, como la de 2023, la renuncia de un perfil como el de Jericó expondría aún más al PRI a una derrota. Abramo está bien calificado y ejerce liderazgo, pero cualquiera que sea el método de selección, Jiménez lleva las de ganar, máxime si es por encuesta. El dinosaurio puede hoy dormir tranquilo, pero mañana quién sabe. ¿Aceptará Jericó un resultado adverso y le levantará la mano a Jiménez? Dependerá de los acuerdos ocultos de la reunión del 18 de agosto, la cual dio pie a la fotografía sin abrazo.