En cierto modo se trata del mismo tipo de ejercicio físico pero adaptado a la aptitud cardiovascular de cada caso.
No es lo mismo el paciente joven, previamente deportista, que ha tenido un infarto, que un paciente mayor que quiere empezar un programa de ejercicio. El primero tendrá que correr para conseguir la misma intensidad de trabajo que el segundo caminando.
En general a los que prescribimos ejercicio a pacientes cardiovasculares nos encantan estas dos modalidades de ejercicio físico por varias razones:
- Tienen una logística muy minimalista. Con muy poca indumentaria y tiempo se puede tener una sesión de ejercicio de mucha calidad.
- Son ejercicios que típicamente se realizan a intensidades constantes.
- Permiten reconocer muy bien las señales que manda el propio cuerpo en cada momento (la sensación del esfuerzo, la fatiga y los síntomas).
- Permiten controlar la intensidad mediante la frecuencia cardiaca o reconociendo las sensaciones que corresponden a cada intensidad. Esto requiere una educación previa o una prueba de esfuerzo realizada para este propósito.
- Es muy fácil obtener referencias sobre la cantidad del trabajo realizado (tiempo, distancia, pasos, calorías…).
- No asocian riesgo de impacto ni situaciones de riesgo como exposición a caídas, cambios bruscos de ritmo, calor y frío intensos e inevitables, etc.
- En situaciones de calor y frío intensos o los días de lluvia se puede realizar en el gimnasio en cinta.
Por estas características es muy sencillo hacer una “receta” de ejercicio que marque la intensidad, el tiempo y las sesiones semanales de caminatas o carrera.
De forma general se recomienda correr o caminar durante 150 a 300 min a una intensidad moderada o de 75 a 150 min a alta intensidad o una combinación de ambas en un mínimo de 3-5 días semanales.
Algunos pacientes se plantean la carrera como un deporte o metas concretas como completar carreras de una distancia determinada. En general, se desaconseja la participación en carreras o al menos las actitudes competitivas en este tipo de eventos, salvo en casos concretos de bajo riesgo y tras consultar con el especialista oportuno.