La imagen de Claudia Sheinbaum con la banda presidencial cruzada sobre el pecho ha quedado grabada en la memoria del país. El símbolo del poder ejecutivo federal, estrenado por Guadalupe Victoria (1824-1829), lo recibió de una compañera de luchas políticas: la diputada Ifigenia Martínez (94 años), por quien votó el 2 de junio para la presidencia. Socorro Díaz y Carlota Vargas entregaron la cinta a Carlos Salinas y Ernesto Zedillo. México vive, desde el 1 de octubre, una experiencia inédita. El ejercicio de la jefatura de Estado y de Gobierno por parte de una mujer modificará la relación con los factores de poder e imprimirá un toque feminista a la administración pública, dominado hasta hace poco por varones.
Sheinbaum consolidará el cambio de régimen emprendido por el expresidente Andrés Manuel López Obrador. El agotamiento del viejo sistema lo aceleraron el descontento social y los conflictos poselectorales de 1988. Las élites adquirieron desde entonces mayor influencia en detrimento del Estado y de los menos favorecidos. Los Gobiernos divididos empezaron en la segunda parte del sexenio de Zedillo y comprendieron los mandatos completos de Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña. Los grupos de interés —nacionales y extranjeros— podían imponer condiciones, pero AMLO salió de su órbita, retomó el control y los acotó.
Sheinbaum es una presidencia aún más fuerte y poderosa. El contexto internacional, además, favorece su agenda. Frente a la concentración de riqueza, las mayorías presionan a los Gobiernos para diseñar programas contra la desigualdad. El reclamo cobra fuerza incluso en el Foro de Davos, el club de los superricos. En la reunión de 2022, el británico Phil White, del grupo Patriotic Millionaires, expresó su simpatía hacia los activistas de izquierda contra la pobreza. El movimiento pugna por un cambio en la conferencia anual de empresarios y líderes políticos —a ninguna de las cuales asistió López Obrador durante su mandato— debido al fracaso del sistema económico vigente.
White ha pedido aumentar la carga fiscal a los millonarios como él. Juzga indignante que «nuestros líderes políticos escuchen a quienes más tienen». Pues son «quienes menos saben sobre el impacto económico de esta crisis y muchos de ellos pagan impuestos increíblemente bajos. El único resultado creíble de esta conferencia es gravar a los más ricos y hacerlo ahora», exhorta. Millonarios patrióticos cuenta con más de 300 miembros distribuidos en 13 países. Uno de los aciertos de AMLO consistió en apartar a la oligarquía de la toma de decisiones. No subió los impuestos, como White propone, pero la cancelación de exenciones y privilegios fiscales a los corporativos permitió incrementar la recaudación.
Sheinbaum no planea promover una reforma hacendaria, pero sí poner mayor énfasis en los programas de la 4T, los cuales, en gran medida, le permitieron obtener la votación más elevada. La mandataria ha establecido límites a los grupos de poder y, como López Obrador, tampoco aceptará presiones para modificar su agenda. Sheinbaum podrá establecer una nueva relación con las élites y matizar su discurso, pero no variará el proyecto iniciado en 2018. Alterarlo supondría un retroceso en términos sociales y políticos, pues el Gobierno goza de un amplio respaldo. La prioridad de la presidenta consiste en elevar la calidad de vida de la mayoría de los mexicanos.