El problema de las oposiciones no es Xóchitl Gálvez, sino el descrédito de sus siglas y su desconexión con la sociedad. Ese aislamiento lo comparten los grupos de interés que patrocinan el «frente amplio». La crisis la agrava la falta de liderazgo de Marko Cortés (PAN), Alejandro Moreno (PRI) y Jesús Zambrano (PRD). En las elecciones presidenciales de 2018 Acción Nacional obtuvo 9.9 millones de votos y el PRI 7.6 millones. Con los sufragios del PRD y de Movimiento Ciudadano (MC), la votación por el panista Ricardo Anaya subió a 12.6 millones; y con la del Partido Verde y Nueva Alianza, la del priista José Antonio Meade alcanzó los 9.2 millones. Los seis partidos captaron en total 21.8 millones de papeletas. Si Andrés Manuel López Obrador hubiera participado solo bajo las siglas de Morena, los habría superado por más de 3 millones de votos. Sin embargo, con los 3.3 millones del PT y el 1.5 millones del Partido Encuentro Social, el líder de la 4T alcanzó 30.1 millones.
El bloque de partidos que el presidente Peña Nieto formó en 2012 en el Pacto por México para aislar a Morena (registrado entonces como asociación) cerró filas de nuevo. Esta vez para impedir un segundo periodo del partido guinda en el poder, lo cual, a estas alturas, parece inevitable. Sin embargo, para las presidenciales de este año, el PRI y el PAN no pudieron atraer a sus aliados de 2018, excepto al PRD, cuya votación es marginal (1.6 millones). El PVEM apoya ahora a Claudia Sheinbaum y el PT se mantiene firme con Morena. Encuentro Social y Nueva Alianza perdieron su registro por falta de votos. MC resistió las presiones del PAN-PRI-PRD y de los poderes fácticos para adherirse al frente y postular a Xóchitl Gálvez. En su lugar nominó a Jorge Álvarez Máynez. El gobernador de Nuevo León, Samuel García, abandonó la carrera para no dejar el estado en manos del PRIAN.
La decisión del partido naranja debilitó aún más a un frente opositor urgido de votos y de legitimidad. Dante Delgado busca convertir a MC en la segunda fuerza electoral del país. Por ahora solo gobierna Jalisco y Nuevo León, pero en población (14.1 millones) rebasa a los estados panistas de Chihuahua, Aguascalientes, Guanajuato, Querétaro y Yucatán (8.6 millones). El PRI ondea su bandera únicamente en Coahuila y Durango con 5 millones de habitantes. En cambio, el dominio territorial y demográfico de Morena es apabullante: 23 entidades y 68.2 millones de personas.
Las encuestas indican que Morena podría retener Ciudad de México y las gubernaturas de Chiapas, Morelos, Puebla, Tabasco y Veracruz; en Jalisco aventaja a MC. El PAN lleva la delantera en Guanajuato y Yucatán. Sin embargo, la entidad del Bajío, donde Acción Nacional gobierna desde hace más de tres décadas, figura como la más violenta del país por quinto año consecutivo. En 2023 registró más de 3 mil homicidios dolosos, según un compendio de la agencia TResearch con datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (Infobae, 17.12.23).
En Yucatán la tendencia es favorable al frente PAN-PRI-PRD por 11 puntos porcentuales (Massive Caller, 05.01.24), pero podría cambiar en el transcurso de las campañas. La candidatura del alcalde de Mérida con licencia, Renán Barrera, delfín del gobernador Mauricio Vila, unificó al panismo del estado. Empero, la renuncia de Carlos Ramírez Marín, uno de los cuadros más sólidos y experimentados del PRI, para afiliarse al Partido Verde, le sumará votos a Joaquín Díaz Mena, de la coalición Morena-PT-Verde. El popular Chacho Díaz contendió en 2012 por la gubernatura, pero el PRI impuso a Rolando Zapata en una elección amañada.