Esta vez no hubo épica ni sufrimiento extremo, pero importó bien poco. Rafael Nadal ganó su decimocuarta Copa de los Mosqueteros en Roland Garros para llegar a los 22 títulos grandes, abriendo una brecha de dos con Novak Djokovic (20) en la carrera por ser el mejor tenista de todos los tiempos.
Punto a punto, Nadal hizo que Ruud perdiese la fe en el triunfo y se acercó al título derrotando energía y pasión. Deshaciéndose por ese costado del revés, el noruego acabó abriéndose de brazos para intentar entender algo que no tiene explicación: tenistas como Nadal solo se ven una vez en la vida.