En los 200 años transcurridos desde que el primer dinosaurio fuese reconocido oficialmente, la ciencia de los dinosaurios ha florecido, proporcionando una visión de cómo eran, cómo vivían, y cómo evolucionaron.
El 20 de febrero de 1824, el naturalista inglés y teólogo William Buckland se dirigió a la Sociedad Geológica de Londres, describiendo una enorme mandíbula y huesos de extremidades desenterrados en una mina de cantera en el pueblo de Stonesfield, cerca de Oxford.
Buckland reconoció que estos fósiles pertenecían a un enorme reptil del pasado, y le dio un nombre científico formal: Megalosaurus, que significa «gran lagarto». Con eso, el primer dinosaurio fue reconocido oficialmente, aunque la palabra dinosaurio no sería acuñada hasta la década de 1840.
El Megalosaurus es un buen ejemplo. Buckland pensaba que era un lagarto de unos 20 metros de largo, caminaba sobre cuatro patas y podía vivir en tierra o en el agua. Los científicos saben ahora que no era cuadrúpedo ni un lagarto, sino que pertenecía al grupo de los terópodos, que incluía dinosaurios carnívoros como el Tyrannosaurus y el Spinosaurus, y medía unos 9 metros de largo.
Buckland, como otros en su época, no comprendía cuánto tiempo hace que vivían los dinosaurios, pues creía que la Tierra sólo tenía unos miles de años. Los científicos saben ahora que la Tierra tiene unos 4.500 millones de años. El Megalosaurus vivió hace unos 165 millones de años.
«Los geólogos tardaron varias décadas en comprender que la Tierra era realmente antigua, y que la vida ha evolucionado a lo largo de grandes extensiones de tiempo. Los dinosaurios y otros fósiles descubiertos fueron un gran impulso en este cambio»