Investigadores aseguran haber encontrado una solución al problema de la escasez de agua que, además, puede generar y almacenar energía de fuentes renovables
Investigadores de la Universidad de Nueva York (NYU) han creado un nuevo sistema que puede solucionar el problema cada vez más acuciante de la falta de agua potable. Su nueva desalinizadora no solo convierte el agua de mar en agua potable de manera más eficiente que otros métodos, sino que además puede crear y almacenar energía durante el proceso.
Tanto la OMS como la Agencia Europea del Medioambiente coinciden: tenemos problemas con la escasez de agua y la cosa va a peor.
El nuevo sistema es una vuelta de tuerca a la desalinización por flujo redox (RFD), una técnica electroquímica que se emplea habitualmente para el almacenamiento de energía y que además es capaz de convertir el agua de mar en agua potable. Sus creadores aseguran que su sistema ofrece una mejora del 20 por ciento en la tasa de eliminación de sales y una sustancial reducción en el uso de energía.
Cómo funciona
El sistema toma el agua de mar entrante y la canaliza en dos vías distintas: una dedicada a la salinización y la otra a la desalinización. También cuenta otros dos canales más que contienen el electrolito y la molécula redox, separados por una membrana de intercambio catiónico (CEM) o una membrana de intercambio aniónico (AEM).
Estos canales facilitan las reacciones electroquímicas, que dan lugar a la extracción de iones sodio y la generación de agua dulce. «Podemos controlar el tiempo de residencia del agua de mar entrante para producir agua potable haciendo funcionar el sistema en una sola pasada o por lotes», explica Stephen Akwei Maclean, uno de los autores del estudio.
Maclean es también el responsable del diseño de la arquitectura del sistema. El investigador se ha servido de las técnicas avanzadas de impresión 3D que le proporciona el Maker Space de la NYU para desarrollarlo.
Una batería tan grande como haga falta
La mezcla de agua salada y dulce en el sistema también hace que la energía química almacenada puede convertirse en electricidad. De esta manera, la desalinizadora se transforma en una batería que puede almacenar el exceso de energía de fuentes solares y eólicas y liberarla cuando caiga la producción eléctrica o cuando se necesita energía adicional.