El fantasma de una elección misteriosa, preocupante, tal vez célebre, se ciñe en esta tierra coahuilense que renovara gubernatura y 25 diputaciones en las calendas de junio.
Los humos de la truculencia se expandieron ya desde hace algunos años con ciertos acomodos en la administración estatal obedeciendo los designios del amo del juego político desde hace 18 años en el estado.
Pero hay otros datos, digamos que no son controlados por la terquedad y la malicia y estos devienen del agravio ciudadano, ese que fue afectado durante estos casi 4 lustros, quienes primero fueron sorprendidos por los bailes del hermano menor, para después ser engañados por el hechizo del payaso de “Eso” que prometía sonrisas y al poco tiempo mostro los colmillos afilados y que terminaron con una burda imposición de un gerente de negocios que hoy se encierra en su castillo rosa temeroso y blindado.
Las ecuaciones a utilizar por los expertos en triquiñuelas, que ya trabajan desde hace meses en el bunker del príncipe encantador, no midieron nunca la expectativa popular, ni mucho menos la aparición de un tercero que rompió el cuadro y hoy se asoma con amplias posibilidades.
La encuesta Polls del 24 de febrero refiere un acomodo en las preferencias: PRI 46%, Morena 30, PT 17 y UDC 5%, pero contrasta con un sondeo digital de la misma casa que pregunta a los ciudadanos sobre quien tiene mas posibilidades de ganar la elección y ahí refleja: Manolo 29.4%, Guadiana 2.1%, Lenin 15.8% y Mejía 52.6%. Cosa rara.
Por otra parte, CRIPESO una casa de encuestas políticas y de mercadeo, que tuvo consistencia en sus números de la última elección, publica su ranking: PRI 37%, Morena 30%, PT 20% y UDC 3%, en un conteo que refiere un avance significativo del tercer elemento de la ecuación que está avanzando al atraer electores del PAN, PRI y de Morena, aunque no en ese orden.
Manifiesto que hay un detalle que se deberá considerar en la dinámica electoral de este año y son los antecedentes de las ultimas 4 elecciones de Coahuila, en donde encontramos datos muy significativos que pueden desentrañar las luces y las sombras.
Enrique Martínez fue electo gobernador por 569 mil votantes de una votación de 783 mil personas obteniendo el 56% de las preferencias ante la unión del PAN y PRD, con García Villa que logro 223 mil votos con un 33.72 y un lejano Atanasio de la UDC con 2.23%.
Humberto Moreira gano con 488 mil votos casi 100 mil menos que EMM de una votación de 879,081 personas logrando el 55% de preferencias, dejando en el camino a Jorge Zermeño que logro unir al PAN con UDC y obtener 321 mil votos es decir un 36.4%.
Los números inflados de Rubén Moreira reflejaron 725 mil votos al PRI en 2011 del 1 millón 200 mil votantes con un 60.4%, frente a Memo Anaya con 423 mil votos logrando un 35.5% de las preferencias.
Luego el acabose del PRI en 2017 y su truculenta elección en la que Miguel Riquelme ganó con 482 mil votos de 1.26 millones de electores con un 38.19% , seguido de Memo Anaya con 35.7% y 452 mil votos, Guadiana 151 mil es decir el 11.19 % y la naciente marca Morena y por ultimo el esfuerzo independiente de Javier Guerrero que logro 105 votos con el 8.31% de los electores.
Y claro luego vinieron las protestas, las marchas multitudinarias, las asambleas que rebozaron las plazas publicas de Saltillo y Torreón y luego los 90 millones que callaron de repente a la voz disidente. Haya cosa.
Hay un apuro en el PRI de presentar a su candidato como arrollador y pronto empezaran los avisos del carro completo, ya que de presentarse un conflicto post electoral ante un resultado apretado como el del 2017, perderían su oportunidad y se anularían las elecciones a fin de repetirlas.
Otro dato es que Saltillo se podría convertir en el fiel de la balanza o la joya de la corona ya que su lista nominal es de 630 mil votantes y significa el 27% del padrón de Coahuila.
Al fin usted gentil elector recuerde que los políticos que no tocan corazones, no ganan elecciones. Cuídese y póngase abusado.