PSICOLOGÍA – La rutina es tan cómoda como útil. Pero la más mínima ruptura de nuestros hábitos no debe convertirse en un calvario…
Ya sea en nuestra vida privada o profesional, todos experimentamos pequeños o grandes cambios, a veces elegidos, a veces forzados. Los cambios, por tanto, no son nada nuevo… Y, sin embargo, pocos son los que pueden presumir de afrontarlos sin un atisbo de ansiedad . Esto se explica: para el cerebro, cualquier cambio es sinónimo de nuevas decisiones a tomar, lo que tiene un costo en términos de tiempo y energía. “El cerebro no es perezoso sino frugal, y cambiar requiere un verdadero esfuerzo cognitivo. Dado que para el cerebro un esfuerzo supone una disminución de su capacidad de atención y por tanto peligro, miedo y estrés, limita este proceso e intenta permanecer en su zona de confort que es la de los hábitos., explica Anne-Laure Nouvion, doctora en biología, formadora en neurociencias y consultora científica del comportamiento humano dentro del Universo-ciudad de transición ecológica (UTE).