La respuesta somos nosotros, los humanos, o el modo en que algunos de nosotros vivimos y gestionamos nuestras economías. Como ilustra el Día de la Sobrecapacidad de la Tierra, cada año consumimos más recursos naturales de los que es capaz de reponer nuestro planeta.
La agricultura industrial, el sellado del suelo para construir infraestructuras, la deforestación, la sobrepesca, la contaminación y la propagación de especies invasoras por parte del ser humano contribuyen a una tasa de extinción 1.000 veces superior a la que habría sin actividad humana.