La táctica de publicar desplegados en la prensa nacional para llamar la atención le ha funcionado a Armando Guadiana. A mediados de 2011, en un anuncio a plana completa, demandó la renuncia de Humberto Moreira a la presidencia del PRI por el escándalo de la megadeuda, y calificó al clan de «vergüenza nacional». Cinco meses más tarde, Cristina Díaz asumía la jefatura del partido tricolor en sustitución del exgobernador de Coahuila. La defenestración de Moreira no la provocaron los periodicazos, pero en el contexto de una sucesión presidencial escabrosa y con un candidato pusilánime (Enrique Peña Nieto) le echaron leña al fuego.
Moreira acusó a Guadiana de presuntos nexos con el narcotráfico y la PGR, donde aún tenía influencias, congeló las cuentas de uno de sus negocios (Materiales Industrializados). El empresario denunció al exgobernador ante la misma instancia. «Con la llegada de Humberto Moreira a la gubernatura se agudizaron los problemas de inseguridad en el estado (…), los ciudadanos hemos sido testigos de balaceras en la vía pública, escuchado de ejecuciones, muchas historias sobre desapariciones forzadas, noticias sobre introducción de armas y dinero ilegal por las fronteras del estado además de muchos otros actos que han tenido en zozobra a nuestra sociedad, sin la mínima intervención de las autoridades locales», declaró al corresponsal de La Jornada Leopoldo Ramos (11.11.12).
El 18 de octubre pasado, un mes antes de que Morena designara al coordinador de los comités de defensa de la 4T y futuro candidato al Gobierno de Coahuila, Guadiana pagó una plana en varios diarios de la capital, dirigida al presidente Andrés Manuel López Obrador, para denunciar una campaña en su contra (de nuevo por presunto lavado de dinero) con el propósito de apuntalar a quien parecía ser el ungido y hoy es su competidor para la gubernatura por el Partido del Trabajo: Ricardo Mejía.
Guadiana dice con sorna que después de 17 años de que Mejía abandonó el estado le extendió la mano para acabar juntos «con más de 90 años del PRI y su corrupción en nuestro estado. De un día a otro me pidió declinar (…) y de buenas a primeras comenzó a atacarme en redes sociales y medios de comunicación de la Ciudad de México (…) con la venia y apoyo de Jesús Ramírez Cuevas (vocero de la Presidencia de la República) y un grupo de priistas resentidos, muchos de ellos con antecedentes oscuros muy alejados a los principios de Morena y su Gobierno». (No los menciona, pero si los aludidos son Shamir Fernández y Jorge Luis Morán, ambos forman ahora parte de su equipo).
Poco después, Morena declaró a Guadiana defensor de la 4T en el estado y candidato a la gubernatura. La maniobra de pagar desplegados volvió a darle resultado al polémico empresario. Mejía renunció a la Subsecretaría de Seguridad Pública, como Moreira al PRI 12 años atrás, pero, en su caso, no para retirarse de la política, sino para postularse por el PT. El presidente López Obrador defendió el método de encuestas para nombrar candidato, pero se olvidó de Guadiana. Mejía acusa a Mario Delgado, líder del partido guinda, de manipular las pesquisas.
A menos de una semana para el inicio de las campañas, las encuestas colocan al candidato de Morena en segundo lugar detrás del abanderado de la coalición PRI-PAN-PRD, Manolo Jiménez. Ricardo Mejía parece en tercer sitio. Guadiana perderá mayor intención de voto si no se espabila. La apuesta de Delgado por el senador parece condenada al naufragio. Si las cosas no cambian de curso, el sombrerudo podría recurrir a un desplegado para culpar a otros de su eventual derrota.