¿Qué explica la alianza PRI-PAN en Coahuila si en la elección de 2021 el partido en el poder obtuvo más de medio millón de votos y es por mucho la fuerza dominante en el estado? Morena presentó un candidato débil, Armando Guadiana, pero el verdadero rival para los comicios del 4 de junio es el presidente Andrés Manuel López Obrador, cuyo movimiento ha ganado 22 gubernaturas en un lapso récord de cinco años. El empate técnico entre Morena y la coalición PRI-PAN-PRD se rompió después de las postulaciones respectivas, pero no garantiza el triunfo automático de Manolo Jiménez. El gobernador Miguel Riquelme lo sabe.
Los ejecutivos federal y local se hallan en las antípodas. AMLO polariza y Riquelme concilia. Ambos han sido exitosos de acuerdo con sus objetivos. Sin embargo, ningún gobernador está en condiciones de competirle al mandatario, menos a uno con el poder del actual. Las sucesiones de 2005 y 2011 pudieron resolverse porque los presidentes de turno (Vicente Fox y Felipe Calderón) no intervinieron en los procesos. López Obrador sí lo hará. El líder de la 4T desea llegar a las elecciones presidenciales del año próximo con Coahuila y Estado de México pintados de guinda.
El escenario para Morena luce menos complicado en Estado de México donde su candidata, Delfina Gómez, lo es también del PT y del Partido Verde, a los cuales se han sumado otras fuerzas. Coahuila es el problema. Desde la nominación del senador Armando Guadiana aumentaron las preferencias por el priista Manolo Jiménez. Tal situación encendió las alarmas en Morena cuyo líder, Mario Delgado, empieza a ver perdido el estado cuando todavía faltan tres meses para las elecciones. La apuesta por Guadiana parece condenada al fracaso.
La duda es si el presidente López Obrador entrará al rescate de Guadiana o lo dejará naufragar. El segundo escenario favorecería al ex subsecretario de Seguridad Pública, Ricardo Mejía, candidato del Partido del Trabajo, quien acusa de corrupto a Mario Delgado por haber decidido la nominación de Coahuila con encuestas amañadas. El político lagunero quemó las naves al decidir disputar la gubernatura bajo las siglas de un partido (PT) en el cual nunca había militado. Guadiana acusó el golpe de inmediato.
La encuesta nacional de Mitofsky sobre la aprobación de AMLO, correspondiente a febrero, debe tomarse en cuenta de cara a las elecciones de junio. De las entidades no gobernadas por Morena, Coahuila es donde el presidente tiene la más alta calificación (69.3%), a pesar de no ser la figura preferida por la mayoría de los medios de comunicación (o quizá por eso) y de la crítica sistemática en su contra. La aceptación del presidente en el estado subió a 7.1 puntos por encima de la media nacional, con respecto a enero, lo cual llama aún más la atención. En diciembre pasado, el gobernador Riquelme obtuvo una calificación de 63.4 puntos.
La duda es si las preferencias por Guadiana continúan en barrena, ¿hacia dónde dirigirá el presidente su apoyo? AMLO ha defendido el método de selección de Morena, por encuestas, y el resultado, pero no se ha pronunciado por Guadiana como lo ha hecho por Delfina Gómez, candidata en Estado de México y hasta ahora líder en las intenciones de voto. El «plan B» de López Obrador sería Ricardo Mejía, como en Guerrero lo fue, en otra circunstancia, la actual gobernadora Evelyn Salgado. Entre AMLO y Mejía no hay ruptura, sino una sana y temporal distancia.