Desde 1945 hasta la fecha, sólo el 13% de los cargos en las principales organizaciones multilaterales han sido ocupados por mujeres. Aunque su representación, especialmente en el ámbito ejecutivo, ha aumentado gradualmente, sigue existiendo una notable desventaja en comparación con el dominio masculino, reflexiona Karolina Gilas, doctora en ciencias políticas y sociales.
Históricamente, en México, el derecho a votar y ser votado para la Presidencia de la República estaba restringido al género masculino. Hasta mayo de 2024, sólo 28 de los 193 países miembros de las Naciones Unidas tenían mujeres como jefas de Estado o gobierno. Sin embargo, tras el 2 de junio, cuando los mexicanos eligieron a Claudia Sheinbaum Pardo como su primera presidenta, esta cifra cambiará en octubre, haciendo de Sheinbaum la 29ª mandataria en funciones y la 14ª presidenta mujer en la historia de América Latina.
La esperanza es que la elección de una mujer presidenta no sea solo un cambio numérico, sino que deje una huella profunda en la sociedad mexicana, promoviendo temas de igualdad de género, mejora en el mercado laboral y mejores condiciones en el sistema de cuidados.
Desempeño de Mujeres en el Poder
Según Karolina Gilas, las mujeres que se postulan a la presidencia suelen tener trayectorias impactantes y frecuentemente más robustas que las de sus contrapartes masculinas. ONU Mujeres señala que hay un 35% más de probabilidades de alcanzar acuerdos de paz duraderos cuando hay negociadoras involucradas, aunque suelen ser excluidas de estas negociaciones.
Michelle Bachelet, ex presidenta de Chile, se comprometió con causas de género, creando el Ministerio de la Mujer y la Igualdad de Género, impulsando cuotas de género y despenalizando el aborto. En Alemania, Angela Merkel fomentó la integración femenina en el mercado laboral y mejoró el sistema de cuidados. Sin embargo, no todas las lideresas han tenido un liderazgo transformador; Cristina Fernández de Kirchner en Argentina y Dilma Rousseff en Brasil promovieron algunos apoyos sociales para las mujeres sin grandes transformaciones.
Historia de Mujeres Líderes
La incursión de las mujeres en cargos ejecutivos comenzó después de la Segunda Guerra Mundial. Margaret Thatcher, primera ministra del Reino Unido (1979-1990), implementó políticas neoliberales y enfrentó discriminación en un entorno dominado por hombres. Indira Gandhi, primera ministra de India en dos periodos (1966-1977 y 1980-1984), centralizó el poder y enfrentó conflictos internacionales y tensiones internas.
Golda Meir, primera ministra de Israel (1969-1974), enfrentó tensiones con los palestinos y eventos como la guerra de Yom Kipur. Sirimavo Bandaranaike lideró Sri Lanka en 1960 tras el asesinato de su esposo, y Ellen Johnson-Sirleaf asumió la presidencia de Liberia tras una guerra civil.
Desafíos y Adversidades
Las mujeres en el poder enfrentan reglas políticas diseñadas por y para hombres, lo que les exige comportarse como sus contrapartes masculinas. Además, enfrentan violencias verbal y simbólica, ridiculización, negación de legitimidad, chantajes, amenazas y agresiones.
Presidentas Latinoamericanas
- María Estela Martínez de Perón – Argentina (1974–1976)
- Lidia Gueiler Tejeda – Bolivia (1979–1980)
- Violeta Barrios de Chamorro – Nicaragua (1990–1997)
- Ertha Pascal-Trouillot – Haití (1990-1991)
- Rosalía Arteaga – Ecuador (1997)
- Mireya Moscoso – Panamá (1999–2004)
- Michelle Bachelet – Chile (2006–2010 y 2014–2018)
- Cristina Fernández de Kirchner – Argentina (2007–2015)
- Laura Chinchilla – Costa Rica (2010–2014)
- Dilma Rousseff – Brasil (2011–2016)
- Jeanine Añez – Bolivia (2019–2020)
- Xiomara Castro – Honduras (2022)
- Dina Boluarte – Perú (2022)
Conclusión
La inclusión de mujeres en altos cargos de poder es un proceso en evolución que enfrenta múltiples desafíos y resistencias. A pesar de las adversidades, muchas de estas líderes han demostrado un liderazgo firme y comprometido, dejando un impacto significativo en sus respectivas naciones.