Los ocho atletas palestinos que participan en los Juegos no sólo representan una patria, sino también una causa. Pero para los que están en Gaza, la escasez de electricidad ha hecho que sea casi imposible mantenerse al día con el mundo exterior.
Desplazada tres veces por la guerra en Gaza, Mariam Moeen Awwad regresó recientemente a la casa de su familia en Jabaliya, donde, en medio del daño y la destrucción, esperaba aferrarse a una rutina durante las próximas dos semanas.
Awwad, de 23 años, dijo que, sin televisión, recurriría a la pequeña pantalla del teléfono de su padre para transmitir relatos de los palestinos que compiten en los Juegos Olímpicos de París. Dijo que quería sentirse conectada con ellos y con los Juegos tanto como fuera posible.
Pero, aunque expresó su esperanza de que el equipo palestino lo haga bien, reconoció que será difícil. “Mis sentimientos están insensibles a todo debido a lo que estamos presenciando y experimentando”, dijo.
Estos Juegos Olímpicos en tiempos de guerra tienen una resonancia particular para los palestinos, muchos de los cuales están soportando su décimo mes de muerte y devastación en Gaza. Los ocho atletas palestinos representan no sólo una patria sino una causa, un medio para amplificar su voz y sus preocupaciones ante el mundo.
Para muchos habitantes de Gaza, preocupados por la pérdida de seres queridos, sus hogares y sus medios de vida, la sombría situación de la vida eclipsa cualquier entusiasmo por los Juegos. Incluso si ahora estuvieran interesados en mantenerse al día con las noticias deportivas y culturales, la escasez de electricidad ha hecho que sea casi imposible mantenerse al día con el mundo exterior.