Alianza electoral con gobierno de coalición se perfilan para Edomex 2023, pero Morena va adelante y podrían ser malas noticias para PRI Coahuila
En los planes de las dirigencias nacionales del PRIAN, el Edomex es prioridad, Coahuila no. Las negociaciones por la candidatura a gobernador en el Estado de México se complican, entre los priistas y los panistas. Además, el PRD se hace del rogar y quiere candidato propio y el Movimiento Ciudadano participará con el popular Juan Zepeda. Hay demasiados intereses en juego. Demasiadas pugnas y ambiciones emergiendo. Ya se habla de concretar un gobierno estatal de coalición no solamente la alianza. Para dificultar, aún más el panorama, Morena sigue adelante en las encuestas.
Las malas noticias para el tricolor coahuilense serían que el candidato aliancista del Edomex sea un varón, eso dejaría fuera a Manolo Jiménez Salinas, el aspirante más fuerte, y habría que buscar a una mujer competitiva. En ese caso, la senadora plurinominal, Verónica Martínez, es la que tiene mayor presencia estatal, aunque carga con una derrota ante Armando Guadiana, en el 2018. Aunque, con las maniobras express que se operan actualmente en los tribunales y el congreso local tratan de mantener las cosas favorables para el exalcalde saltillense.
Así, diversas versiones señalan que, ante la escasa competitividad electoral de Alejandra del Moral, la candidata del gobernador Alfredo del Mazo Maza, el Grupo Atlacomulco y Enrique Peña Nieto, exploran la posibilidad de postular a Ernesto Nemer. Por su parte, los panistas impulsan a Enrique Villegas.
El presupuesto anual del Edomex supera los 300 mil millones de pesos. Es muchísimo dinero que no puede dejar ir el PRI si quiere ser competitivo en el 2024. Además, de que el padrón tiene 12 millones de electores y es el más grande del país. Es una mina de votos y también de recursos tan necesarios en las contiendas electorales de gran calado. Así, surgió la famosa Operación Safiro, hace unos cuantos años, que ya rebotó en un coahuilense como Alejandro Gutiérrez.
En el otro frente, Andrés Manuel López Obrador, quiere ganar a toda costa el Estado de México. AMLO sabe que la ciudad de México ya casi está perdida, y requiere reponer esos 5 millones de votos. Y, de paso, arrebatarle al PRI la gasolina presupuestal que necesitará para movilizar estructuras en casi 30 entidades sin gobernador tricolor.
En tanto, el cuestionado y debilitado, Alejandro Moreno, ha manifestado que en la negociación de la candidatura de Va por México, por gobierno del Estado de México, nada está escrito aún y que el PRI no está obligado a ceder de antemano la postulación al PAN. Lo cierto es que ambos se necesitan en ese estado y en Coahuila para ganar.
Las encuestas revelan un empate técnico entre el PRI y el PAN, mexiquenses. Moreno, admite que tendrán que acordar un gobierno de coalición para esa entidad. De acuerdo con el estudio de opinión de El Financiero, publicado a finales de junio, respecto a las preferencias electorales en la entidad, el PRI tiene el 19% de las preferencias y el PAN tiene 15%, con un margen de error estadístico de más menos, cuatro y sin contar a los indecisos. Técnicamente es un empate.
Lo alarmante es que juntos PAN, PRI y PRD apenas suman 38% de los votos potenciales, mientras que Morena, Partido del Trabajo (PT) y Verde (PVEM) los superan por 8 puntoses decir el 46% de la intención de voto.
Finalmente, habría que considerar que el liderazgo de Alito Moreno ya no es sólido ni es real. Es meramente formal, y está apoyado en una partida de excandidatos, exgobernadores y casi 30 directivas estatales derrotadas, cuyas estructuras electorales se desvanecen, cada día, mientras sus miembros abandonan el barco y se pasan a Morena. Es un escenario patético para el líder tricolor y su partido. Veremos.