Una tormenta perfecta de aumentos
El alza del bolillo responde a una cadena compleja de factores. La harina de trigo sigue siendo más cara a nivel internacional, afectada por conflictos geopolíticos, fenómenos climáticos y problemas logísticos. El azúcar también ha registrado aumentos notables. A eso se suman los combustibles, el gas para cocción, y los costos laborales crecientes. Todo se ha encarecido.
El aumento del precio del pan ha sido más persistente que el de otros alimentos de la canasta básica. Mientras productos como el huevo o la leche han registrado altibajos, el bolillo no ha bajado. Es, hoy por hoy, un termómetro fiel del costo de la vida.
Este aumento ha encendido las alarmas entre familias de bajos ingresos, para quienes el pan salado no es un gusto ocasional, sino un componente esencial de la dieta diaria.
Su aumento, por tanto, impacta de forma directa y profunda la economía popular.