¿Qué denominador común tienen Emmanuel Macron, Nayib Bukele, Gabriel Boric y Gustavo Petro? Que además de conocer la historia y situación de sus países (Francia, El Salvador, Chile y Colombia) advirtieron el agotamiento de la partidocracia tradicional y catalizaron el cambio demandado por sociedades tan dispares como las suyas. Los cuatro fundaron movimientos que devinieron en partidos y al poco tiempo llegaron al poder por medio de las urnas. Macron, Bukele y Boric destacan entre los jefes de Estado más jóvenes del mundo, pues cuando ganaron las elecciones contaban 40, 37 y 36 años, respectivamente. Los mandatarios francés y salvadoreño fueron electos para un segundo periodo.
Macron abandonó el Partido Socialista y en 2016 creó ¡En Marcha! (ahora Renacimiento) con la idea de unir en el centro a las fuerzas de izquierda y derecha. Un año después, el exministro de Economía en el Gobierno de Hollande ya despachaba en el palacio del Elíseo. Renacimiento ha presentado para diputados y otros cargos a representantes de la sociedad civil de distintos sectores, sobre todo mujeres. Bukele empezó su carrera en el partido Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), formado en 1980 para coordinar a las fracciones guerrilleras participantes en la guerra civil, por cuyas siglas obtuvo las alcaldías de Nuevo Cuscatlán y de San Salvador.
Expulsado del FMLN por «conductas personalistas» y otras faltas, Bukele formó en 2017 el partido Nuevas Ideas, en el cual concurren ideologías de izquierda, derecha, liberalismo económico y conservadurismo social, bajo el paraguas del populismo sincretista. Empresario y político, Bukele ha estado siempre en el ojo de la polémica. Hace un año inauguró una mega prisión para 12 mil internos, y el 4 de febrero pasado ganó las elecciones presidenciales a los candidatos de los partidos tradicionales (FMLN y Arena) con un aplastante 84% de los votos.
Antes de despachar en el Palacio de La Moneda, Gabriel Boric presidió la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile y participó en el movimiento político Izquierda Autónoma. Ambos desempeñaron un papel relevante en la movilización de estudiantes universitarios y de secundaria de 2011 contra el sistema de educación privada implantado por la dictadura de Augusto Pinochet. La Confederación de Estudiantes de Chile demandaba reformas para asegurar igualdad de oportunidades; elevar el gasto público para una enseñanza gratuita y de calidad; democratizar el sistema de educación superior y garantizar las libertades de expresión, cátedra y asociación. Las protestas surtieron efecto: el Gobierno de Sebastián Piñera respondió con un plan denominado Gran Acuerdo Nacional de la Educación y un fondo por cuatro mil millones de dólares. Boric fue después diputado en dos ocasiones. En 2018 fundó el partido Convergencia Social y tres años más tarde ganó la presidencia, postulado por la coalición Apruebo Dignidad, con la más alta votación. El bipartidismo había sido derrotado.
Gustavo Pedro alcanzó el poder en Colombia en su tercer intento. Antes había sido diputado por la Alianza Democrática M-19, derivación del movimiento guerrillero M-19, y senador por el partido Polo Democrático, que también lo postuló para la presidencia. En 2011 constituyó el Movimiento Progresista (posteriormente Colombia Unida) con el cual obtuvo la alcaldía de Bogotá y fue nominado para presidente. Sin embargo, no fue hasta 2022 cuando ganó la jefatura de Estado y de Gobierno con el mayor número de votos en la historia de su país.
Las reformas a los sistemas de pensiones, salud, educación, seguridad y economía impulsadas por Macron, Bukele, Boric y Petro desde el inicio de sus Gobiernos han generado manifestaciones a favor y en contra. Los tres últimos afrontan a la Corte Suprema y a los grupos de presión afectados por el giro a la izquierda en países donde la derecha ha gozado de enormes privilegios. Lo mismo sucede en México: la reacción pretende impedir a toda costa la permanencia de Morena en el poder con los métodos de siempre, basados en el miedo. Empero, las elecciones del 2 de junio —como todas— no dependen de un grupo, sino de la mayoría.