El plástico sigue siendo una de las fracciones de desechos sólidos de más rápido crecimiento en el mundo, y aunque las empresas insisten en que un mejor reciclaje es la clave para combatir la contaminación, varios críticos sostienen que la industria frecuentemente exagera sobre la facilidad con la que estos materiales pueden ser reciclados.
Recientemente, Keurig Dr Pepper fue sancionada con una multa de 1.5 millones de dólares por promover incorrectamente que sus cápsulas de café K-Cup eran reciclables. Dos plantas de reciclaje declararon que sus instalaciones no podían procesar estos artículos. Asimismo, el estado de California ha demandado a ExxonMobil por, supuestamente, realizar afirmaciones engañosas sobre la reciclabilidad de sus productos de plástico, lo que ha generado una mayor confusión entre los consumidores.
Una afirmación de reciclabilidad implica que un producto puede ser recolectado y separado para ser reutilizado o transformado en otros productos. No obstante, la definición exacta de reciclabilidad varía por varios motivos:
- Regulaciones inconsistentes: Las políticas de reciclaje difieren entre estados y países, lo que determina qué materiales pueden considerarse reciclables en cada región.
- Limitaciones en la infraestructura: A pesar de que un producto sea técnicamente reciclable, no todas las instalaciones están equipadas para procesarlo adecuadamente.
- Falta de demanda de materiales reciclados: Si no hay un mercado para el material recuperado, es probable que las plantas de reciclaje no lo acepten, limitando su efectividad.
La preocupación pública sobre la contaminación por plásticos ha incrementado en los últimos años. Según una encuesta global de 2020, el 91% de los consumidores mostraron inquietud respecto a los desechos plásticos. El plástico puede tardar siglos en descomponerse y representa riesgos para la salud humana y la vida silvestre.
Las autoridades y organizaciones no gubernamentales buscan proteger al público de prácticas engañosas o desleales. Estas instituciones publican guías generales sobre cómo los consumidores interpretan las declaraciones ambientales y cómo las empresas pueden sustentarlas. Sin embargo, algunos grupos ambientales, como Greenpeace USA, enfatizan que estas directrices deben actualizarse constantemente para evitar que las empresas confundan a los consumidores.
Para los consumidores, ver un símbolo de reciclaje en un producto puede dar una falsa sensación de seguridad sobre su reciclabilidad. Varias organizaciones han propuesto mejorar la claridad de las etiquetas y la transparencia en el proceso de reciclaje, pero las respuestas a estas demandas han sido, en ocasiones, lentas y limitadas.