En Ucrania, los soldados rusos capturados son retenidos en prisiones. ¿Cómo les tratan allí y qué piensan de la guerra? Un reportero de DW pudo hablar con algunos presos personalmente.
Una prisión en Ucrania. DW no puede nombrar la ubicación exacta, por razones de seguridad. El segundo piso del edificio está reservado para los prisioneros de guerra rusos. Se les mantiene separados de los demás presos, «para su propia protección», se dice.
Tras una petición al Sistema Penitenciario Estatal de Ucrania, DW fue el primer medio de comunicación que tuvo la oportunidad de hablar con los presos rusos.
«No nos dijeron a dónde íbamos»
En otra celda hay tres jóvenes de unos 20 años. Hay una pila de libros en la mesa junto a sus camas. Los presos dicen que les gusta leer cuentos y novelas de detectives.
Uno de ellos es Dimitri. Dice que no sabía que saldría de Belgorod (Rusia) hacia Ucrania el 24 de febrero. «No nos dijeron a dónde íbamos. Solo cuando ya estábamos en territorio ucraniano y vimos las señales y las banderas nos dimos cuenta. Le pregunté al comandante qué hacíamos aquí y me dijo que no hiciera preguntas innecesarias», recuerda Dimitri. El 27 de febrero, cuando su tanque fue atacado cerca de Pryluky, en la región de Chernígov, se rindió a los ucranianos.
Libros, vajilla y pan para los prisioneros de guerra.
Durante las entrevistas con él y otros dos prisioneros de guerra, estaban presentes un guardia, un psicólogo del centro de detención y otros prisioneros. Los periodistas de DW tuvieron personalmente la impresión de que la presencia del personal de custodia no influía en las narraciones de los presos ni en su deseo de hablar. Los guardias no escucharon la conversación. Mantuvieron la distancia y no ejercieron ninguna presión sobre los entrevistados.