En su columna «No es suficiente,» Regina Reyes-Heroles reflexiona sobre la discrepancia entre el discurso y la realidad en cuanto a equidad y diversidad.
Hablamos constantemente de equidad y diversidad, pero en la práctica, ambos conceptos están lejos de ser una realidad cotidiana. Nos faltan 134 años para cerrar las brechas de género en el mundo, y la discusión sobre diversidad revela desigualdades innumerables, dolorosas y violentas.
En México, aunque hemos mejorado en paridad de género, aún hay mucho por hacer. Según el Índice Global de Brecha de Género 2024 del Foro Económico Mundial, México obtuvo un puntaje de 76.8 sobre 100, superando el promedio global de 68.5. Esto nos coloca en el puesto 33 de 146 países evaluados.
En salud y educación, México ha alcanzado niveles casi paritarios. “Se podría decir que alcanzamos niveles paritarios”, afirma Fernanda García, directora de Sociedad Incluyente del IMCO, quien presentará el análisis del Índice del WEF en la Ciudad de México.
El mayor avance se ha dado en el empoderamiento político de las mujeres, donde México ascendió al puesto 14, después de estar en el 45 hace dos décadas.
El WEF también mide la participación y oportunidades económicas, donde México obtuvo 61.2 puntos, colocándose en el puesto 110 de 146. Esta es la área con más deficiencias. En cuanto a la brecha salarial de género, México ocupa el lugar 119 y en participación laboral el puesto 122, con solo el 46% de las mexicanas en el mercado laboral. Estos puestos, entre 110 y 122 de 146, no son motivo de celebración.
Es positivo que México tenga paridad en el ámbito legislativo y en secretarías de Estado. También es excelente que la proporción de sexos al nacer y la esperanza de vida sean equitativas, así como la igualdad en la alfabetización y matrícula educativa. Sin embargo, esto no es suficiente y no podemos conformarnos.
Nueve de cada diez personas que abandonan el mercado laboral para realizar labores de cuidado son mujeres. Aproximadamente 24 millones de mexicanas brindan cuidados no remunerados, mientras que solo 8 millones de mexicanos están en esta situación.
“En cuidados o paridad salarial las cosas no están cambiando”, comenta Maribel Quiroga, socia de Kiik Consultores y coordinadora de Género y Diversidad en Comexi.
Si México realmente cree en la equidad, es esencial aplicar una perspectiva de género y diversidad en las políticas públicas. Este es el momento para que la primera jefa de Estado lo haga y se vaya más allá de apoyos para mujeres pensionadas o madres solteras; sería ideal transformar el núcleo y asignar recursos a la economía de los cuidados. Este sería un buen primer paso.