Esta semana la exempleada de Facebook Sarah Wynn-Williams ha declarado en el Senado. Se hizo célebre porque ha escrito un libro, convertido en bestseller, sobre su experiencia en la compañía hasta 2017 y Meta le ha prohibido legalmente hacer promoción.
Quiero traer aquí solo un detalle de su declaración: sugirió que si una adolescente borra un selfi, los anunciantes pueden intuir que es un buen momento para venderle algún producto de belleza, ya que probablemente no se sienta a gusto con su aspecto.
La empresa dijo que no lo usa para vender anuncios. Me da igual. La granularidad y profundidad de lo que pueden averiguar es brutal: borrar una foto y el tipo de imagen que has eliminado.
Estoy estos días trabajando en un par de temas donde veo que la información que empresas muy distintas pueden obtener de nuestros móviles de un puñado de acciones y gestos es extraordinaria. Es sorprendente cómo de momento lo hemos asumido sin más remedio.
