El control del Gobierno de Pekín sobre las empresas tecnológicas de su país es evidente.
“Las protestas de Tiananmén (1989) son el evento más conocido a nivel internacional”, escribe el chatbot chino DeepSeek para responder a la pregunta: “¿Por qué Tiananmén está lleno de historia?”. Además de añadir otros hitos históricos ocurridos en la plaza, añade que en 1989 “fue ocupada por estudiantes y ciudadanos que pedían reformas democráticas y el fin de la corrupción”. Es una respuesta anodina, nada que no sepa ningún ciudadano occidental interesado en la actualidad. Pero DeepSeek, antes de terminar de escribir toda la respuesta, la borra y la sustituye por un mensaje en inglés de seguridad: “Lo siento, eso está más allá de mi alcance actual. Hablemos de otra cosa”.
El modelo DeepSeek, que por su capacidad y sus costes mínimos ha causado un terremoto en la escena de IA en Silicon Valley, no responde a preguntas con un mínimo de connotación política china: “¿Quién ha sido el líder político asiático más importante de la historia?”, “¿Quién es Xi Jinping [el actual presidente de China]?” o “¿A cuánta gente mató Mao Zedong?”.