Coahuila y el Estado de México, son los siguientes objetivos electorales del presidente de la república; estamos a un año exacto, de la fecha de las votaciones para gobernadores en esas entidades. Casualmente, estos dos estados, son los últimos bastiones del Partido Revolucionario Institucional.
Durango la ganó un priista, Esteban Villegas, el pasado domingo 5 de junio, formando coalición del tricolor con el PAN y el PRD; y Aguascalientes la ganó una candidata panista, Teresa Jiménez, con una alianza similar.
De esta forma, los dos únicos estados gobernados por el priismo, químicamente puro, estarán enfrentando, en 2023, a la creciente maquinaria electoral morenista, que ha visto multiplicada su capacidad de movilización y de recursos monetarios para los procesos estatales. Así, el partido guinda, en el lapso de un año, le arrebató al PRI de Alito Moreno nada menos que 10 gubernaturas. Es algo impresionante e histórico.
Tanto el Edomex como Coahuila, presumen ser los mejores PRI del país; por lo pronto, son los únicos que quedan con gobernadores propios. Ahora les tocará buscar a un hombre y a una mujer que enfrenten, a Morena, pero sobre todo al presidente de la república, Andrés Manuel López, Obrador; quien es el mejor estratega político, en la actualidad. También, es el más poderoso enemigo político porque además actúa desde Palacio Nacional al estilo del Viejo PRI, aquél que era invencible. Y, además, al tabasqueño lo que más le gusta es ganar elecciones y abrirle paso a la permanencia de la 4T. Para eso, no le tiembla la mano.