Hace unos días fue el día del estudiante, y con ese motivo me preguntaron que si me acordaba de mis condiscípulos. Creo que el salón de clases, en esos años en que curse mi educación formal, era además del espacio para la enseñanza-aprendizaje, el lugar donde hacías los amigos para toda la vida, donde empezabas a construir, el entorno social propio para los diferentes ámbitos de vida futura, también desarrollabas en la interacción con las y los compañeros, además de la familia, la estructura emocional necesaria para enfrentar la vida. Y sigo conservando muchas de esas amistades forjadas en la escuela.
En la educación básica, mis compañeros de estudio fueron mis primas las Rodríguez Hernández, mi tío Gerardo Hernández Cuevas y mi hermano Martín, que no cursó el segundo de primaria, pasó directo a tercero. Mientras Gerardo y su servidor cursábamos el primero y segundo grado, por las tardes cuando mi mamá nos repasaba las clases, Martín iba aprendiendo, de tal suerte que lo mandaron a tercero. Al final de cuentas para acreditar los estudios de educación primaria teníamos que presentar examen a título de suficiencia. Lo que posibilitó que Martín, en los hechos, cursara la primaria en cinco años.
En la secundaria, además de mi hermano Martín, los compañeros con los que más conviví fueron Gerardo Pérez Villanueva, Juan Antonio Martínez Morales, Gerardo Sánchez Medinilla, José Abraham de León Fong, Jorge Morales y Eduardo Daccarett. Pérez Villanueva fue mi compañero desde secundaria hasta terminar la carrera de Ingeniería. Como profesionista fue subjefe de ingeniería de la planta de Met-Mex Peñoles en Torreón, Coahuila. Martínez Morales se fue a estudiar la carrera de músico, lo he ido a visitar a Michoacán, vive en Pátzcuaro. Medinilla se graduó de licenciado en Derecho, y es un excelente abogado penalista. Y Fong se fue a estudiar a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) la carrera de químico, y ya no regresó a la Laguna. Sigue viviendo en la Ciudad de México; los años que viví en la capital del país, de 1990 a 1995, trabajó conmigo. Daccarett es un comerciante exitoso. Jorge Morales administra uno de los restaurantes de gorditas la “Pestaña”, en Torreón. En su restaurante, en varias ocasiones nos hemos juntado todavía “los chicos de la secundaria”.
En la preparatoria, me incliné por la acentuación en Ingeniería. Los compañeros que hacíamos grupo para estudiar fueron Gerardo Pérez Villanueva, Antonio Antolín Fonseca, Ozcar (así con z) García Rico, Polo Camacho y la hija de don Grimaldo González, entrenador del equipo de fútbol los Diablos Blancos de Torreón. Con Antolín estudiaba en su casa, casi todos los días, en los dos años en que cursé la preparatoria. Sus papás tenían una gran biblioteca. Con los demás nos reuníamos en la escuela. Antolín estudió un Doctorado en Matemáticas. Siempre fue muy inteligente, estudioso, crítico, culto y disciplinado. Creo que era el único del grupo que hablaba inglés.
En la carrera de Ingeniería, con los que más conviví fueron con Gerardo Pérez, José Rodríguez de León, Marcelino Gamboa Cano, que desarrollaron su vida profesional en Peñoles, y ya se encuentran jubilados. Jesús Flores Morfín, es el único que terminó las tres carreras de ingeniero industrial. Nicolás Carreón Fernández, creo que fue el primero de mi generación en obtener un doctorado, en el área de finanzas. Por muchos años trabajó en el Banco de Comercio Exterior. Ahora vive en Ciudad Juárez. Antonio Pérez González también tiene el grado de doctor. Angélica García Martínez estudió Ingeniería Industrial con especialidad en Química, trabajó varios años en el laboratorio de Peñoles, falleció joven. Rebeca Cisneros Mosqueda, ingeniera industrial en electricidad, fue profesora en el Instituto de Enseñanza Abierta (IDEA) de la Universidad Autónoma de Coahuila, en Torreón.
Manuel Seañez Aranda, Mario de Villa Mora, Carlos Faudoa, que egresaron del Instituto 18 de Marzo de Gómez Palacio, son ingenieros químicos, y profesores en el Tecnológico de la Laguna. Angélica Marmolejo, también egresada del Tec Laguna, formó un grupo en WhatsApp de egresados de la IV generación, que nos ha permitido reencontrarnos. En este espacio me relaciono más permanentemente con Benjamín Ortiz, Fawaz Beder, Pedro González, Fernando Córdova, Antonio Fematt, entre otros. Somos un grupo muy solidario.
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