La prenda, símbolo de liberación de los 60, tuvo detractores, pero también aliadas como la ‘Sociedad Británica para la Protección de las Minifaldas’.
Las minifaldas no pasan de moda. La prenda se ha convertido en un básico de fondo de armario de cualquier mujer.
Minifaldas de invierno, de primavera, de verano… hay modelos para todo el año y sus infinitas combinaciones las hacen perfectas para prácticamente cualquier ocasión.
Sin embargo, estas supusieron una auténtica revolución en los años sesenta e incluso provocaron una manifestación frente a la casa de Dior en Reino Unido.
La minifalda de Mary Quant
Aunque existen varias opiniones sobre quién inventó la prenda, Mary Quant fue quien la lanzó al mundo desde Londres en los sesenta.
«La minifalda fue un fenómeno extraordinario y tuvo un gran impacto, ya que era parte de la cultura juvenil emergente de la década de 1960», dijo a la BBC Valerie Steele, directora y curadora del museo del Fashion Institute of Technology de Nueva York.
Y añadió: «Fue en gran medida una expresión de esa cultura de los jóvenes y del inicio del movimiento de liberación sexual que trajo la invención de la píldora anticonceptiva. Fue como un momento histórico«.
Las minifaldas entonces comunicaban una inocencia traviesa y actitud juguetona femenina, mientras aportaban un toque de rebeldía, apunta la BBC.
«Todo comenzó en Chelsea (barrio londinense). El ánimo era el de romper las reglas«, dijo la diseñadora al diario Sunday Mirror. Hasta entonces, las jóvenes habían tenido que vestirse como sus madres. Desde ese momento, apunta el medio británico, las jóvenes comenzaron a vestirse como jóvenes.
Sadir Frost, directora del documental Quant (2021): «Ella siempre fue una gran abanderada de la androginia, de mezclar lo femenino y lo masculino. La idea de la minifalda no era provocar a los hombres, sino tener la libertad para correr, subirte a un árbol, hacer lo que te diera la gana«.
Con las minifaldas como símbolo de la liberación femenina y en pleno apogeo de la segunda ola del movimiento feminista, diseñadores como Yves Saint Laurent, André Courrèges y Mary Quant comenzaron a enviar modelos a las pasarelas con dobladillos más cortos.
‘¡Minifaldas para siempre!’
De hecho, la popularidad y el poder de las minifaldas fue tal que su ausencia en un desfile en 1966 provocó una protesta.
Para entenderlo es preciso tener en cuenta que la revolucionaria prenda fue objeto de importantes críticas. La propia Coco Chanel la describió como «simplemente horrible».
En algunos lugares del mundo su uso fue prohibido, también en espacios concretos de determinados países. La minifalda fue tan atacada que un grupo de mujeres vanguardistas se unió y formó la ‘Sociedad Británica para la Protección de las Minifaldas‘ para defenderlas.
Dior no presentó en su propuesta del desfile de Londres en 1966 la tendencia más candente del momento. Como respuesta, las mujeres de la ‘Sociedad Británica para la Protección de las Minifaldas’ se pararon en el exterior del desfile con carteles que reivindicaban la prenda.
En ellos se podía leer: «¡Minifaldas para siempre!» o «¡Defendamos las minifaldas!» Así lo recogen diversos medios y blogs especializados como Madame Blue.
Estas mujeres y otras que apoyaban la tendencia comenzaron a ser referidas como las ya-ya girls. Estas contaron con el apoyo de iconos de la industria como la famosa modelo Twiggy.