La prioridad del candidato de Morena a la gubernatura, Armando Guadiana (AG), consiste en salvar su campaña, pues el 4 de junio está cada vez más cerca. La precampaña del senador con licencia resultó la más desangelada. La edad pesa y a los 78 años no se tiene el ánimo ni la energía para lidiar con las dificultades y presiones de un proceso complejo por su naturaleza. El PRI se ha preparado para conservar el poder con el PAN como comparsa. Por su parte, el partido de la 4T no ha podido resolver las pugnas internas y llegará a las urnas dividido y con una intención de voto decreciente. El escenario lo complica la oposición de la clase media al presidente Andrés Manuel López Obrador.
El rechazo hacia la 4T se reflejó en las elecciones para alcaldes y diputados federales de 2021. Frente al riesgo de que Morena alcanzara la mayoría absoluta en el Congreso y se hiciera con las presidencias de Saltillo y Torreón, el voto útil, atizado por una campaña de miedo, se corrió al PRI y desfondó al PAN. Aún así la votación por Morena rebasó los 400 mil sufragios contra medio millón del partido gobernante. A escala federal, la alianza PRI-PAN-PRD obtuvo medio centenar de escaños más, pero el bloque Morena-PT-Verde conservó el control de la Cámara Baja, lo cual le ha permitido aprobar leyes secundarias como el controvertido «Plan B» para reducir la estructura del INE.
El objetivo del PRI es alcanzar los 531 mil votos de hace dos años (unos 50 mil más de los que obtuvo Miguel Riquelme en 2017). Esa cifra trata de fijarla en el imaginario colectivo para que no resulte extraña a la hora del cómputo. Si el PAN aporta a la coalición las 164 mil papeletas de 2021 serán muchas, pues en las elecciones de ese año una parte de su votación se reflejó ya en la del PRI. Además, el disgusto por la decisión de unirse a su enemigo histórico podría reflejarse en forma de abstención o de apoyo a otras opciones. Finalmente, si la alianza llegara a perder —en política no hay nada escrito—, el PAN salvaría la cara, pues la derrota sería del PRI.
En el caso de Morena, es difícil que consiga los 406 mil votos de 2021. El candidato del Partido del Trabajo, Ricardo Mejía, ya le ha empezado a restar sufragios a AG. La decisión del empresario de integrar a su equipo a los expriistas Jorge Luis Morán y al diputado Shamir Fernández, para restarle votos al PRI en Torreón, representa una mala apuesta por dos razones: 1) Morán y Fernández, quienes no poseen las mejores credenciales, operaron antes por Mejía, y las simpatías por el candidato del PT no las captará AG; y 2) el desprendimiento de Luis Fernando Salazar también le restará votos. Morena recibió en 2021 más de 100 mil sufragios en Torreón.
Las elecciones no se decidirán antes del 4 de junio, pero por lo pronto las tendencias favorecen al candidato de la alianza PRI-PAN-PRD, Manolo Jiménez, seguido de lejos por el representante de la 4T. Mejía es el aspirante con mayores probabilidades de crecer debido a su discurso antisistema, su oposición al continuismo y las expectativas generadas entre los sectores que pugnan por la alternancia. AG necesita relanzar su campaña y conectarse con el electorado para ser competitivo. Perder la percepción de la ciudadanía sobre las votaciones para gobernador es un mal augurio y puede anticipar su derrota. El partido de la 4T sigue a la deriva. Y por si fuera poco, la expulsión de cuadros agrava la crisis.