Ponerse en marcha ayuda a controlar peso y la pérdida de ósea y muscular (y, con suerte, combatir el insomnio)
La actividad de resistencia cardiovascular, “fortalece el corazón y contribuye a frenar el aumento de resistencia a la insulina asociado a la edad. Aunque todo dependerá de las características metabólicas de cada mujer”. En este sentido hay estudios se inclinan por una combinación de ejercicios de alta intensidad con periodos cortos de recuperación. Así se consigue una pérdida de tejido adiposo y una ganancia de musculatura en un menor tiempo que con la actividad cardiovascular convencional (carrera, natación, ciclismo).
Y tanto mejor si hay impacto para salvaguardar la salud de los huesos. “El deporte con impacto estimula la producción de masa ósea. Y en un momento en el que se pierde, es de vital importancia. Si nunca has practicado deporte con impacto (como correr o saltar), no estaría de más realizar una densimetría ósea para conocer tu cantidad ósea. Según lo fuertes que estén, el entrenador podrá meter más o menos carga sin temor a fracturas. Muchas veces pensamos que la osteoporosis es cosa de la tercera edad, pero hay mujeres que comienzan con osteopenia (pérdida de densidad ósea) a edades mucho más tempranas. Y en esos casos, el deporte con impacto puede ser contraproducente”.
En cuanto a cómo empezar, Ferrer sugiere ir poco a poco. “No se trata de ponerte a correr a toda velocidad. Puedes empezar con un caco (alternar minutos caminando y corriendo). O alguna clase de baile con pequeños saltos e ir de menos a más”. Aunque no es obligatorio, si te apetece hacer ejercicio moderado o más brioso, no está de más una prueba de esfuerzo y una revisión del corazón.