El artista japonés Katsushika Hokusai alcanzó recientemente su récord en Christie’s Nueva York con una impresión de su grabado más reconocido, ‘La gran ola’. Pero la trascendencia y vigencia de su obra está más presente de lo que pensamos.
En su época, las obras de Katshusika Hokusai (1760-1849) no se consideraban piezas pertenecientes a las bellas artes. En realidad, los grabados que se realizaban sobre madera mediante la técnica conocida como Ukiyo-e, se utilizaban para decorar los hogares. Y es que la técnica permitía cierta democratización, pues podían realizarse multitud de copias de una misma imagen y venderse a buen precio.
Hoy sin embargo, la obra de arte conocida como ‘La gran ola’ –cuyo nombre completo es, en realidad, ‘La gran ola de Kanagawa’–, forma ya parte del imaginario colectivo. Desde camisetas, paraguas, un emoji en Whatsapp, calcetines o agendas, hasta la emblemática marca Lego o incluso Doctor Marten’s para realizar ediciones limitadas de sus calzados más emblemáticos. La razón la podemos encontrar, además de en sus indudables cualidades artísticas, en su temática atemporal: la naturaleza embravecida frente al hombre.
La pieza pertenece a la serie ‘Treinta y seis vistas del Monte Fuji’, que dan cuenta de la habilidad del autor como paisajista, aún a su avanzada edad, pues pintó su gran ola pasados los 70. En su representación, pueden verse tres embarcaciones de remos que luchan contra el temporal, surcando las olas de forma dramática, casi temeraria y abrumadora, mostrando así cómo la naturaleza puede resultar al mismo tiempo bella y aterradora.