Morena, no pudo concretar una coalición de partidos en Coahuila. Esto, fortaleció a la Alianza como la opción del anti-morenismo y del voto de castigo contra el presidente López Obrador. De esta forma, al arranque de la campaña a gobernador, la coalición PAN-PRI-PRD tiene una preferencia efectiva de 46 por ciento en la encuesta cara a cara, en vivienda, de finales de marzo y recién publicada en un medio nacional.
En contraste, el voto anti-PRI se quedó dividido. En consecuencia, el candidato de Morena, Armando Guadiana, inicia con solamente el 37 por ciento de los votos potenciales, a una distancia de 9 puntos. Por su parte, Ricardo Mejía Berdeja, con su proyecto personal alterno, cobijado por el Partido del Trabajo no repunta, y desde el tercer lugar suma 11 por ciento. En tanto, Lenin Pérez, un veterano candidato del norte de Coahuila, ahora con una coalición PVEM-UDC, inicia en el último lugar con 6 por ciento de intención de voto efectiva. Según los datos de la encuesta de Enkoll para EL UNIVERSAL.
El proyecto Morenista, en Coahuila, perdió potencia desde antes de iniciar la contienda. Ricardo Mejía, no aceptó los resultados de Mario Delgado; tampoco aceptó los consejos de, Andrés Manuel López Obrador, y se lanzó por la libre. Para ello, convenció a Alberto Anaya, perpetuo dirigente del Partido del trabajo, para que lo apoyara. Delgado calificó al hecho como traición. Por cierto, el PT, en Coahuila, no cuenta con registro porque no ha completado las votaciones mínimas requeridas. Los planes de Anaya, serían recuperar el registro y el dinero público, bajo el impulso de Mejía; y al mismo tiempo, conquistar alguna diputación local plurinominal. Guadiana estaría extrañando hasta el 6 por ciento del PT, para cerrar la contienda.
La encuesta en vivienda, realizada del 29 de marzo al 2 de abril, revela que el aspirante más conocido entre los coahuilenses es Armando Guadiana, con 82 por ciento. Por cierto, esta sería la tercera elección estatal del empresario, en un período de seis años; en 2017 fue aspirante a gobernador y quedó en tercer lugar; en 2018 ganó la senaduría, cobijado por el tsunami obradorista; y, en 2020, perdió en la disputa por la presidencia municipal de Saltillo.
En segundo lugar, en reconocimiento popular, se encuentra el priista Manolo Jiménez, con 70 por ciento, de personas que dicen conocerlo. El saltillense, lleva cerca de cinco años promoviéndose como aspirante. Primero, desde la presidencia municipal de Saltillo; y luego, un año como secretario de Desarrollo Social del gobierno estatal.
Por su parte, el lagunero, Ricardo Mejía Berdeja, mejoró sus niveles de reconocimiento rápidamente y ya registra el 52 por ciento. Él partió de cero, prácticamente, y logró colocarse como uno de los precandidatos fuertes del morenismo. Sus seguidores, y su activismo, generaron la percepción de que era el favorito de AMLO para Coahuila. El exalcalde, Lenin Pérez, solamente tiene el 32 por ciento, pese a su larga trayectoria política. Al acuñense, le urge cambiar su estrategia de comunicación, aunque su proyecto personal, como propietario de un partido político, es exitoso monetariamente. La UDC, tiene bastiones importantes.
Es interesante observar que, como partido, Morena está en la delantera con 43 por ciento de las preferencias efectivas; luego el tricolor el PRI, con 33 por ciento, en tercer lugar el PT con el 9 y el PAN cae al cuarto 7 por ciento.
En el tema de la afinidad partidista, el 44 por ciento de los coahuilenses, se dice morenista, probablemente por las becas y pensiones del presidente. Un 28 por ciento, se manifiesta priista en este estado que ha sido gobernador por más de 90 años por el tricolor. solamente un 8 por ciento se identifica como panista.
No se equivoquen, en la política mexicana no hay ni ideologías, ni idealistas. Las campañas electorales son para ganarse. Lo demás es rollo. Las propuestas y los ataques son las herramientas que se usan para generar atención y para polarizar las contiendas. Esto, llevará a que se elija al que parece ser el mejor. O cuando menos, el menos peor. También, serviría para castigar al que parece ser el más tóxico. Es un evento, en el que se trata de ofrecer esperanzas y recordar agravios. De generar afectos y desprecios. Se trata de ganar, es una batalla por el poder. Las cosas se pondrán intensas. Veremos