El arresto del presidente Madero el 18 de febrero de 1913 por el general Aureliano Blanquet, y enseguida la “renuncia” de él y de Pino Suárez, y la prisa de Huerta para asumir el Poder Ejecutivo, dizque “autorizado por el Senado”, son los acontecimientos que colocaron al entonces gobernador de Coahuila, Venustiano Carranza, en actitud de rebeldía, y que apoyado por la legislatura coahuilense, un día después, desconoce al gobierno espurio de Victoriano Huerta, en defensa de la legalidad constitucional.
Con esta decisión, Coahuila fue la excepción a nivel institucional. Y se inició la lucha por el restablecimiento de la legalidad y la constitucionalidad en México. Esta lucha estuvo plagada de todo tipo de problemáticas, legales, militares, políticas, sociales, financieras, fronterizas, diplomáticas, intervencionistas, constitucionales, de bienes intervenidos, electorales, de divisiones internas de las fuerzas constitucionales y traiciones, de luchas por el poder en los estados, asesinatos, entre ellos el de Carranza, el 21 de mayo de 1920.
De todo ello trata el libro En los orígenes del México contemporáneo Venustiano Carranza y la Revolución, del profesor de Historia de América Latina en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Florencia, Manuel Plana, publicado por la Universidad Autónoma de Coahuila (enero de 2024).
El libro narra la travesía de Carranza, para restablecer la legalidad. Comprende el periodo que inicia desde la derrota de Porfirio Díaz, su salida del país, la llegada al gobierno de Don Francisco I. Madero, el triunfo de la revolución democrática y el golpe de estado del general Victoriano Huerta en febrero de 1913, la rebelión del gobernador de Coahuila, Venustiano Carranza, el posicionamiento de la legislatura coahuilense, desconociendo a Huerta, el asesinato de Madero en la Decena Trágica, la declaratoria del Plan de Guadalupe el 26 de marzo, la formación del ejército constitucionalista y el reconocimiento a Carranza como el Jefe del mismo. Hasta llegar al asesinato de Carranza. Siete intensos años.
El texto también deja constancia de las alianzas constitucionalistas y las presiones del presidente norteamericano Wilson, al presidente Carranza. Plana considera que abril de 1914 fue el mes decisivo para la caída de Huerta, y por otra parte trata sobre las pugnas entre las fuerzas constitucionalistas, en particular las posiciones de Villa y Zapata y la guerra civil revolucionaria de 1915. La Convención de Aguascalientes fue otro escenario de batallas. Luego la instalación del gobierno constitucionalista en el Puerto de Veracruz y la promulgación de la primera Ley Agraria el 6 de enero de 1915, así como el reconocimiento de “facto” de Carranza por el gobierno de Wilson. Las intromisiones del embajador y los cónsules norteamericanos en la política mexicana quedan muy claras.
1916 fue un año muy crítico para Carranza: por un lado las elecciones de las autoridades mexicanas para restablecer la vida constitucional y las negociaciones para la instalación del Congreso Constituyente que promulgó la Constitución de 1917, el 5 de febrero, en Querétaro. Las elecciones para elegir a los gobernadores enfrentaron infinidad de problemas, especialmente en Morelos y Chihuahua. El regreso al régimen constitucional y los primeros informes de Carranza, no estuvieron exentos de disputas. La implementación de los artículos 27 y 123 constitucionales, desataron luchas políticas por las reivindicaciones obreras, y por la constitución de los sindicatos; y luchas campesinas por la restitución de las tierras.
Luego la conformación de los partidos políticos, en la coyuntura por la sucesión presidencial de Carranza. En otro plano de disputas está el asesinato de Zapata el 10 de abril de 1919 en la Hacienda de Chinameca. Más tarde vino el pronunciamiento de Obregón a través del Plan de Agua Prieta y su decisión de ser candidato a la presidencia de la República, y el enfrentamiento con Carranza llevó al asesinato del presidente en Tlaxcalantongo. Plana deja claro que la apuesta de Carranza era que se restableciera la vida constitucional en todo el país. Como lo declaró Luis Cabrera, Carranza “cayó porque era civilista”, por defender la supremacía del poder civil. A 111 años el espíritu de Carranza vuelve a reclamar legalidad.