La candidatura de Claudia Sheinbaum también surgió de unas encuestas. Morena completó el proceso y ninguno de los aspirantes declinó ni fue excluido como ocurrió en el Frente Amplio. La exjefa de Gobierno de Ciudad de México empezó y terminó adelante de la carrera. Su compromiso por ahora es solo con el presidente Andrés Manuel López Obrador, a diferencia de Xóchitl Gálvez, quien no sólo está subordinada a las cúpulas del PAN, PRI y PRD, sino también a las élites económicas. La partidocracia y los poderes fácticos son los más entusiasmados con su postulación, pues con ella en Palacio Nacional volverían a imponer sus intereses y recuperarían los privilegios cancelados por la 4T.
López Obrador fijó la agenda y el ritmo de la sucesión presidencial, no el Instituto Nacional Electoral. El frente opositor le hizo el juego al presidente y repitió los pasos de Morena, pero la decisión de postular a Gálvez la tomaron el PAN, PRI y PRD, lo cual le restó legitimidad al procedimiento. La cancelación de la consulta programada para el 3 de septiembre generó suspicacias, pues Beatriz Paredes se había convertido en una amenaza para el proyecto político-empresarial. La senadora hidalguense ganó los sondeos sin arrasar, pero había perdido el cara a cara con la exgobernadora de Tlaxcala. «La suerte de Paredes (…) se decidió el fin de semana (26-27 de agosto), cuando los líderes del PRI, PAN y PRD (…) acordaron que (Paredes) debía declinar el martes (29)», escribe Raymundo Riva Palacio en la columna «Le tuvieron miedo a Beatriz (El Financiero, 31.08.23).
Salvo la promoción excesiva de algunos aspirantes y los amagos de Marcelo Ebrard, Morena ajustó su proceso a los lineamientos marcados por el presidente López Obrador. La prioridad era conservar la unidad. Adán Augusto López, Ricardo Monreal (Morena), Gerardo Fernández Noroña (PT) y Manuel Velasco (PVEM) aceptaron el resultado de las encuestas favorables a Sheinbaum, y los gobernadores de la 4T cerraron filas. El exsecretario de Relaciones Exteriores ocupó el segundo sitio, pero ha decidido buscar nuevos horizontes con la asociación civil «El camino de México», sin confrontarse con el partido guinda.
Por el lado del Frente Amplio (una de las caretas de la coalición Va por México regentada por Claudio X. González), la presión del líder del PRI, Alejandro Moreno, para forzar la declinación de Beatriz Paredes, fue tomada como una traición. La senadora condicionó su apoyo al frente y dijo que no aceptará como premio de consolación la candidatura al Gobierno de Ciudad de México. Si cumple su palabra, evitará que el PRI, PAN y PRD la utilicen dos veces: una, ya consumada, para darle un barniz ciudadano y democrático al nombramiento de Gálvez; y otra, para sumarle votos en la capital, el principal baluarte de Morena.
El presidente López Obrador, cuya favorita fue siempre Sheinbaum, se adelantó a las encuestas y para mantener unido al grupo ofreció recompensas a quienes perdieran la nominación. De acuerdo con los resultados, Marcelo Ebrard, Augusto López, Ricardo Monreal, Fernández Noroña y Manuel Velasco ocuparían posiciones de liderazgo en el Senado, la Cámara de Diputados y el futuro gabinete. La separación de Ebrard de Morena no altera el panorama y la eventual candidatura del gobernador de Nuevo León, Samuel García (Movimiento Ciudadana), afectará más a Xóchitl Gálvez. AMLO movió mejor sus fichas que el Frente Amplio, cuya candidata resultó ser la menos pensada, pero la más adecuada y convenientes a sus intereses.