Lucía Buenrostro nos deja estas reflexiones en su columna publicada en EL ECONOMIsta; es Maestra en Economía por El Colegio de México y Maestra en Matemáticas y Finanzas por el Imperial College (Reino Unido). Es Doctora en Economía por la Universidad de Warwick (Reino Unido).
En México, las mujeres obtuvieron el derecho al voto en 1953 y participaron por primera vez en elecciones en 1955. El 2 de junio, México eligió a su primera mujer presidenta, destacando el creciente papel de las mujeres en la vida pública. Sin embargo, la igualdad de género sigue siendo un desafío. Las mujeres enfrentan desventajas en educación, empleo formal, acceso al sistema financiero y realizan más trabajos no remunerados. En 2024, solo el 46% de las mujeres mexicanas estaban económicamente activas comparado con el 76% de los hombres, y una mayor proporción trabaja en el sector informal sin protección social. También tienen menos acceso a productos financieros y seguros. A pesar de su importante papel en el emprendimiento, las mujeres empresarias enfrentan dificultades para acceder al financiamiento y lideran solo el 20% de las empresas. Abordar estas brechas de género es esencial para la productividad y el crecimiento económico. Las empresas con equidad de género muestran mejor desempeño y estabilidad financiera, y es crucial trabajar hacia un modelo económico inclusivo que garantice el bienestar social.