En su discurso de investidura, Claudia Sheinbaum pronunció un panegírico que presidente alguno le haya dedicado jamás a su predecesor. «Hoy lo decimos con certeza y sin temor a equivocarnos, la historia y el pueblo lo ha juzgado: Andrés Manuel López Obrador, uno de los grandes. El dirigente político y luchador social más importante de la historia moderna, el presidente más querido, solo comparable con Lázaro Cárdenas. El que inició y termina su mandato con más amor de su pueblo; y para millones, aunque a él no le gusta que se lo diga, el mejor presidente de México. El que inició la revolución pacífica de la cuarta transformación de la vida pública de México».
El reconocimiento a quien preparó el camino para que una mujer ocupara por primera vez la presidencia, era, al mismo tiempo, un mensaje de lealtad y un compromiso: ni ruptura con el caudillo ni reversa al cambio. «Se mantendrán todos los programas del bienestar y nos aseguraremos de que su incremento anual nunca esté por debajo de la inflación». Con respecto a la reforma judicial, que tanta polvareda ha levantado, precisó: «(…) la elección por voto popular de jueces, magistrados y ministros significa más autonomía e independencia del Poder Judicial. (…) Queremos que se termine la corrupción. (…) ¿Quién decidirá? Será la gente, el pueblo. ¿Cómo va a ser autoritaria una decisión que en esencia es democrática y permite que el pueblo decida?», cuestionó.
Sheinbaum terminó el primer semestre de su Gobierno con una aprobación del 82% de acuerdo con la encuesta de Enkoll para El País y W Radio. (La de Trump bajó al 45% en marzo, Gallup, 01.04.25). En apoyo por afinidad partidista, tiene el 99% de Morena; el 58% del PAN, el 55% de Movimiento Ciudadano, y el 81% de quienes dijeron ser apartidistas. Los datos son relevantes, pues reflejan el ánimo de las principales fuerzas políticas del país. Mientras el 50% califica positivamente a la presidenta por los programas sociales y su postura frente a Donald Trump, el 24% la desaprueba por «no combatir la inseguridad, la delincuencia y la violencia»
El 67% de la muestra señaló que la situación del país ha mejorado bajo la presidencia de Sheinbaum, cuatro puntos menos con respecto a enero. Para el 28%, las cosas siguen igual e incluso han empeorado. Este indicador registra un incremento de ocho puntos. El 68% se declaró confiado por la forma como la presidenta conduce la relación bilateral con Donald Trump; el 28% no lo está. En el mismo sentido, el 61% expresó su desacuerdo en permitir que agentes de Estados Unidos combatan al crimen organizado en territorio
nacional. El 59% no acepta que a los carteles de la droga se les haya declarado organizaciones terroristas.
El saldo es positivo para la presidenta, pero hay puntos que deben llamar su atención, como la idea de que los problemas del país han aumentado y la mejoría es menor. La inseguridad es, hoy por hoy, la principal preocupación de los mexicanos (46%). Sin embargo, el 36% se relaciona con delitos del fuero común (asaltos y robos en la calle, en domicilios, en el transporte público y a negocios). El 13% es por violencia, el 11% por narcotráfico y el 9%, en cada tema, por secuestros y asesinatos. El caso Teuchitlán figura entre los puntos negativos, no obstante que fue un problema heredado. La figura de Sheinbaum crece «por encima del propio partido, de su propia política pública, porque hay un efecto más allá del resultado del buen gobierno, que tiene que ver con ella y su sello», declaró Francisco Abundis (Parametría) a BBC News Mundo (01.04.25).