Si usted ha visto a sus héroes del Mundial jugar con un club en su país, puede considerarse una persona afortunada, pues este es un privilegio del que solo se goza en unos pocos países. Probablemente, usted sea inglés, tal vez brasileño, pero casi seguro que no es senegalés.
Si se examinan las plantillas de la Copa Mundial de Qatar 2022, se verá que el jugador promedio de Inglaterra ha pasado el 95 por ciento de su carrera en las ligas nacionales, según datos publicados por el sitio web especializado alemán Transfermarkt.com y analizados por DW. Cifras igualmente elevadas se observan en las selecciones de países europeos con ligas fuertes, como Alemania y España.
Lo contrario suele ocurrir con los clubes y ligas menos ricos. Entre las selecciones sudamericanas de esta Copa del Mundo —Argentina, Brasil, Ecuador y Uruguay—, el jugador promedio ha pasado casi la mitad de su carrera en un equipo extranjero. En las selecciones africanas —Senegal, Ghana, Marruecos y Camerún—, la cifra supera el 80 por ciento.
Según expertos en ligas de fútbol nacionales consultados por DW para este informe, estas cifras son indicativas de una dinámica desigual en el fútbol internacional: las grandes ligas europeas tienen el poder financiero para retener a sus propios jóvenes talentos, mientras que, al mismo tiempo, importan a las nuevas estrellas de los mercados en desarrollo.
Mientras tanto, los países con entornos nacionales menos prósperos se ven a menudo atrapados en un círculo vicioso, que no solo les impide retener a sus mejores jugadores, sino que también les impide desarrollar sus infraestructuras hasta el punto de que resulte menos atractivo para los jugadores jóvenes marcharse.