Populares, socialdemócratas, liberales y verdes obtienen el 63% de los votos pese al ascenso de los euroescépticos en países como Alemania, Francia o Austria
La constelación ultra, la de los partidos euroescépticos —incluso eurófobos—, sacude el Parlamento Europeo. El auge de las formaciones de extrema derecha y ultranacionalistas en los comicios de este domingo no solo consolida su normalización, sino que aboca a una legislatura de alto riesgo para el proyecto europeo. Las fuerzas ultras, que abogan por dinamitar el modelo actual de la UE, aunque diversas y divididas en varias familias, sumarán importantes cuotas de poder en un nuevo Parlamento Europeo con amenaza de bloqueo. El auge de la extrema derecha y de los populistas, con especial empuje en Francia y Alemania —donde deja a los Gobiernos muy tocados, y también el eje francoalemán, motor de la UE—, fragiliza la alianza formada por los europeístas. Sin embargo, pese al golpe, retienen la mayoría, según los primeros sondeos, que recogen una estimación europea a partir de encuestas nacionales de los diferentes países.
El Partido Popular Europeo (PPE) ganaría las elecciones, con 189 escaños, pero la suma de las fuerzas ultras supone más de 148 escaños; por encima, por tanto, del segundo partido, los Socialistas y Demócratas, con 135. Y eso sin contar con los partidos que, como el Fidesz del nacionalpopulista húngaro Viktor Orbán, están ahora sin familia política, es decir, en el grupo de los no inscritos. Las formaciones de la antigua coalición europeísta, populares, socialdemócratas y liberales suman un 56% de los 720 escaños del hemiciclo europeo. Con Los Verdes, que están llamados a convertirse en la llave y freno de emergencia a la ultraderecha, supondrían un 63%. Los ambientalistas han lanzado ya que estarían dispuestos a ello si se vuelve a destacar como una prioridad el pacto verde.
Los moderados salvan los muebles, pero el resultado es muy amargo en una legislatura exitosa. Las elecciones más importantes de la historia de la Eurocámara, con enormes amenazas internas y externas para la UE, no han logrado movilizar al electorado: los primeros datos provisionales apuntan a que solo el 51% de los más de 360 millones de ciudadanos con derecho a sufragio ha votado, una cifra similar a la de 2019.