Los gobernadores han adquirido deudas impagables con bancos privados, en ocasiones con términos extrañamente favorables para la banca. Urge monitorearlos y apoyarlos contra abusos, tomado de la colaboración de Viri Ríos para El País México
Los Estados tienen muchas responsabilidades y recaudan poco. La solución que han encontrado es endeudarse, pero con poca asesoría y transparencia efectiva sobre sus decisiones, por lo que dos graves errores han comenzado a permear las finanzas locales.
El primero es que los términos de las deudas son con frecuencia demasiado favorables para la banca y tremendamente adversos para los gobiernos. La banca se ha aprovechado de la necesidad de recursos de los Estados para diseñar mecanismos que le permiten prestar con alto interés y poco riesgo.
Uno de ellos, quizá el más utilizado, es requerir que los gobernadores utilicen como fuente de pago para la deuda las participaciones federales o ingresos locales. Esto reduce enormemente el riesgo de impago porque asegura que las deudas se salden con un dinero que no dejará de fluir a menos de que el Estado mexicano colapse – algo muy improbable.
El mecanismo, en ocasiones, es acompañado con la creación de un fideicomiso que obliga a depositar las participaciones en él, antes de que se canalicen a cualquier otro gasto público. Así, el banco es el primero en cobrarse: el ciudadano número uno entre millones. Además, se piden depósitos promedio del doble del pago para asegurar pagos futuros.
Con estas condiciones el riesgo para la banca es muy bajo y por tanto, las tasas de interés también deberían serlo. No es así. Actualmente hay 553 créditos en 29 entidades y 172 municipios cuya fuente de pago son las participaciones o ingresos locales, y de estos varios tienen intereses altísimos.
Viri Ríos; es analista política, doctora en gobierno por la Universidad de Harvard.