El telescopio espacial James Webb ha sido lanzado con éxito desde el puerto espacial europeo de la Guayana Francesa. Una media hora después del despegue, los responsables del control de la misión han recibido la señal de que el enorme observatorio espacial se había separado de la última parte del cohete que lo impulsaba y había desplegado los paneles solares.
La cámara de la última etapa del cohete europeo Ariane 5 ha grabado el momento en el que el telescopio se ha desanclado para continuar el camino ya por sí solo. Era la última vez que la humanidad podía ver el observatorio, que surca el espacio en dirección al segundo punto de Lagrange, a 1,5 millones de kilómetros de la Tierra, donde intentará captar la primera luz del universo, aparecida hace 13.700 millones de años.
El James Webb irá mucho más lejos en el tiempo y en el espacio que el Hubble. Si todo va bien, podrá ver la primera luz del universo que fue emitida por los primeros grupos de estrellas agrupadas en las primeras galaxias hace unos 13.700 millones de años. Esto es apenas 100 millones de años después del origen del universo tras el Big Bang, una región del cosmos que jamás ha sido explorada y donde la naturaleza probablemente nos tiene guardada alguna sorpresa, como ha explicado a EL PAÍS el Nobel de física estadounidense John Mather, uno de los padres científicos del Webb.