El abanderado del PT intentará repetir en Coahuila lo que Alfaro y García lograron en Jalisco y Nuevo León: ganarle al PRI y a Morena
Podrá ser Ricardo Mejía, en Coahuila, el Enrique Alfaro de Jalisco o el Samuel García de Nuevo León, los candidatos opositores que derrotaron al PRI y al PAN para abrirle cauce a otros partidos (en su caso Movimiento Ciudadano) en la conducción política de los estados? Es difícil saberlo, pero el aspirante a la gubernatura por el Partido del Trabajo ha demostrado carácter y podría marcar la agenda electoral, pues su posición se lo permite. Poner en tela de juicio las encuestas de Morena para nombrar candidatos, renunciar a la Subsecretaría de Seguridad Pública y provocar el enojo del presidente López Obrador no es cualquier cosa.
La diferencia con Alfaro y con García es que Mejía dejó de hacer política en el estado casi por 20 años. El desarraigo le pasó factura y fue la razón por la cual, en teoría, Morena se decantó por el senador Armando Guadiana para representarlo en las elecciones de gobernador de junio próximo. Sin embargo, a pesar de las apariencias, el preferido no solo de AMLO, sino de la base y los cuadros del partido guinda e incluso de distintos sectores, es Mejía. Después de su ausencia prolongada de Coahuila y de renunciar al PRI, el lagunero participó en el PRD, Movimiento Ciudadano (MC) y en Morena, lo cual le permitió tejer una red de relaciones políticas.
Antes de ser gobernador por Movimiento Ciudadano, Alfaro fue regidor por el PRI. En 2005 se afilió al PRD y obtuvo una diputación local. Después ganó la alcaldía de Tlajomulco de Zúñiga en alianza con el PT. En 2011, como candidato de MC, estuvo a punto de ganar la gubernatura al priista Aristóteles Sandoval. Cuatro años más tarde, Alfaro se hizo con la alcaldía de Guadalajara y en 2018 derrotó al candidato de Morena al Gobierno, Carlos Lomelí, por un margen de casi medio millón de votos.
La carrera política de Samuel García es más corta, pero también la desarrolló en Nuevo León. Su plataforma fue la organización Rescatemos Nuevo León, formada hacia finales del Gobierno de Rodrigo Medina para promover la participación de candidatos independientes. García fue postulado por MC para diputado local en 2015; perdió, pero ingresó al Congreso por la vía de la representación proporcional. En 2018 se convirtió en senador y en gobernador a los 33 años.
Ricardo Mejía reanudó sus actividades políticas en Coahuila hace menos de un año, lo cual lo coloca en desventaja frente al candidato del PRI, Manolo Jiménez, quien ha sido regidor, diputado y alcalde de Saltillo. Armando Guadiana es más conocido, pero no el preferido de Morena ni de otros grupos políticos y sociales. La nominación de Mejía por el PT constituyó una sorpresa, pues anuló la alianza con el partido del presidente. Las precampañas han sido un ensayo. Jiménez lleva la delantera y esta etapa la ha dedicado a consolidar amarres. Guadiana se ha desentendido, sabe que sin el PT y el Partido Verde, y con Mejía en contra, sus posibilidades de ganar disminuyen. La idea de que Morena negoció Coahuila ha adquirido carta de naturalidad.
Mejía se ha identificado con sectores inconformes con el PRI y con grupos ciudadanos que pugnan por la alternancia como única posibilidad de investigar la megadeuda y castigar a los responsables. El movimiento que lo respalda ha generado preocupación entre tirios y troyanos. Así lo evidencian los ataques de Guadiana y las reservas del poder frente a una candidatura que podría crecer en las campañas. ¿Qué tanto? El tiempo y los votos lo dirán. Mientras tanto, la atención está centrada en Jiménez y en Mejía. E4